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25 de marzo de 2022 22:44

Las Casas Somos son para todos

Casa Somos brinda oportunidades para aprender y emprender. Foto: cortesía Casa Somos Calderón

Casa Somos brinda oportunidades para aprender y emprender. Foto: cortesía Casa Somos Calderón

Karen Madrid

El que haya cabida para todos no es solo un lema en las Casas Somos Quito. Y es que a las diferentes jornadas acuden niños, abuelitos, jóvenes y personas en situación de movilidad. Y estos últimos cuentan que su paso por allí los ayuda a integrarse más a la ciudad que los acoge.

Por ejemplo, Rigoberto Coronel asiste al curso de Reflexología podal y primeros auxilios. “Siempre me han dado un trato digno y justo, así como a mi esposa. No me preguntan de dónde soy, ni qué hago aquí”, dice.

Antes, Rigoberto fue parte del curso de emprendimiento y gestión en manipulación de alimentos. También recibió una capacitación por parte de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) para ejercer su trabajo como comerciante.

Actualmente, tiene un negocio de comida rápida en el norte de la urbe. El objetivo de asistir a los cursos, cuenta, es mejorar sus técnicas de trabajo para brindar una atención de calidad a los clientes.

Algo similar a lo que busca Alejandra Foami, quien llegó al país hace más de cuatro años. Cuando supo de los talleres en Casa Somos, no dudó en apuntarse.

Ella ingresó como alumna de un curso de peluquería. Sin embargo, su aspiración era ser tallerista, ya que se dedicaba a esa labor en su país natal. Entonces, ella presentó las ideas que tenía y fue aceptada para impartir sus conocimientos.

Sus ideas sobre la bisutería y sublimación tuvieron buena acogida, tanta que ya van tres años en las clases. Por la pandemia, las clases se pausaron y tanto ella como sus estudiantes se quedaron a la espera.

Una vez que se retomaron las actividades, Foami regresó a su taller en modalidad virtual y ahora ya de manera presencial por el permiso del aforo al 100%.

Y no solo aporta con eso. Cuando empiezan las vacaciones de los guaguas, ella también da clases de pintura en cerámica y diseño de lazos, diademas y más. “Me han tratado muy bien aquí. El apoyo ha sido excelente”, dice con alegría.

Un caso parecido es el de María Elena Moens, que asistió a un curso de Casa Somos y después tuvo la oportunidad de impartir sus clases ahí.

Ella se dedica a la panadería y pastelería, y desde hace cuatro años es tallerista. Ha pasado por los centros de Carapungo, Calderón, Cotocollao y Pomasqui.
“Ya me conocen. He tenido muchísimos alumnos tanto venezolanos como ecuatorianos y de otros países. Algunos de ellos han montado sus propios negocios y yo les he servido como tutora de comienzo”, cuenta María Elena.

La mujer recuerda que era gerenta de una red de tiendas en Venezuela y alternaba su trabajo con la pastelería porque le gustaba mucho. Pero la situación se complicó en el país y tuvo que salir de allí. “No se conseguían medicinas ni alimentos. A mí me secuestraron dos veces y me golpearon. Me pasaron tantas cosas que dije: tengo que salir de aquí”, indica.

A la par del trabajo como tallerista, Moens tiene su propio emprendimiento: vende pasteles y lo que saca de ello le permite pagar el alquiler de donde vive. La página de Instagram en donde muestra su catálogo de productos se llama Misspastelesoficial.

María Elena, Alejandra y Rigoberto coinciden en que los talleres de Casa Somos son una oportunidad para emprender, aportar con sus conocimientos y compartir sus experiencias.