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4 de febrero de 2019 09:41

Aquí se catequiza con señas

En la iglesia Santa Rita, en el sur de Quito, hasta las misas  son en señas. El párroco del lugar, Guido Bass, quiere incluir a todos, sin distinción. Foto: Eduardo Terán / ÚN

En la iglesia Santa Rita, en el sur de Quito, hasta las misas son en señas. El párroco del lugar, Guido Bass, quiere incluir a todos, sin distinción. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Era el 2009 y a la parroquia de Santa Rita, en el sur de Quito, llegó un nuevo curita: Guido Bass. De entrada, vio que las minorías no estaban atendidas con los sacramentos de la comunión y la confirmación. Allí empezó con el proceso de adecuar la catequesis para ellos.

Primero arrancó un trabajo para formar a las personas con discapacidad auditiva, luego la mental, motriz y visión. De aquello ya son ocho años y ha sido un trabajo lleno de desafíos por la falta de personal.

Eso era urgente porque, recuerda el religioso, “había sacerdotes que cuando tenían a una persona con discapacidad (síndrome de Down, por ejemplo) lo que les decían era que son angelitos y no necesitan ninguna formación y les daban nomás la comunión”.

Aquello, desde la óptica del religioso, era una falta de respeto a la persona creyente y nula caridad de sacerdote que está obligado a formar a esa persona. La Vicaría del Sur tiene 48 parroquias y se intentó que todas lleven adelante ese trabajo, pero naranjas.

Así que, contra viento y marea, el curita de Santa Rita siguió trabajando a la buena de Dios, con la ayuda de dos personas: un joven que dominaba el lenguaje de señas y una psicóloga que estaba aprendiendo.

Así se logró sacar a seis promociones, unos 40 pequeños hicieron la comunión y la confirmación. Cierto es que, algunos de ellos, desertaron por varios factores. Uno, la clase resultaba aburrida y mejor se iban. Dos, la lejanía de sus hogares (los niños eran hasta de San Carlos).

Actualmente tiene un grupo de cinco pequeños con discapacidad auditiva, intelectual y visual. Los profesos son aquellos catequistas que han desarrollado las mejores habilidades y tienen interés en seguir formándose. En esas clases se trabaja con menos contenidos y más gráficos.

Tras ocho años de esa entrega, en enero Bass creó el Centro de Estudios de Lenguaje de Señas. El objetivo: que los 16 catequistas de Santa Rita estén duchos para trabajar con todos (con y sin discapacidades) y sean más inclusivos.

¿Cómo lo hacen? Pues el padre, que en septiembre se matriculó en la Facultad de Lingüística de la Universidad Católica, enseña a sus catequistas todo lo que aprende en el aula.

En esa tarea le ayudan otras personas que están más filitas en estos menesteres; o sea, los jóvenes que han salido de las anteriores promociones de catequesis. Ronal Salvador, intérprete de señas, es otro apoyo.

Los módulos también son para todo público. Las clases son los domingos, de 14:30 a 17:30. Serán trimestrales; el primer módulo se inició en enero y son siete en total, más uno de práctica. El costo: USD 48 cada trimestre.

Esto es necesario porque la realidad se impone, aclara Bass. Y no exagera porque este servicio hace rato que forma parte de la religión evangélica.

Pero hay otro objetivo: crear una conciencia de formación continua en el catequista y en el sacerdote, que no solo tiene que ver con los ámbitos doctrinales sino también en las habilidades que necesitamos todos.

Algunas parroquias están tomando conciencia de la importancia de la catequesis inclusiva, lamentablemente la Arquidiócesis de Quito no tiene ni manuales ni gente para esto, así que Santa Rita se tomó a pecho esa urgencia y se puso manos a la obra.