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27 de octubre de 2020 13:01

El Chocó Andino pide protección

Comunidad y organizaciones del noroccidente, en un plantón en San Francisco de Pachijal. Piden que se proteja a la zona para actividades ambientales. Cortesía de Yuli Tenorio

Comunidad y organizaciones del noroccidente, en un plantón en San Francisco de Pachijal. Piden que se proteja a la zona para actividades ambientales. Cortesía de Yuli Tenorio

Ana Guerrero. (I)

Cuidar la vida. Esa es la consigna de las comunidades del noroccidente del Distrito, una de las zonas más biodiversas del país e incluso del planeta.

Deforestación, contaminación de ríos, minería, cacería ilegal y apertura de vías están entre los principales males que afectan a la zona. El Concejo Metropolitano aprobó una resolución para apoyar a la conservación.

En la sesión, Inty Arcos, coordinador técnico de la Mancomunidad de la Bioregión del Chocó Andino, contó el sentir de 64 comunidades y seis cabeceras cantonales, unos 21 mil habitantes: defender la vida y la vocación de la zona, igual que el turismo sostenible.

En el Chocó Andino están dos puntos calientes de biodiversidad, de 25 que hay en el planeta. Aun así, detalló Arcos, en la parte baja se ha perdido el 68% de la cobertura boscosa y en la media y alta, el 50%.

Dijo que le corresponde al Municipio velar por la conservación. Y no solo sobre el patrimonio natural sino también cultural, pues hay tesoros, por ejemplo, sobre la historia de los yumbos.

En la zona viven especies como el oso de anteojos y la rana de cristal. Sin olvidar, indicó, los servicios ambientales para la ciudad. “Si Quito quiere tener un futuro, debe ayudarnos a proteger estos sistemas”.

Teolinda Calle, parte de una organización que protege al oso andino de Quito, se suma al llamado para que los gobiernos Local y Central hagan respetar las áreas protegidas.

Calle recordó que la zona cuenta con cuatro Áreas de Conservación y Uso Sostenible, el Corredor Ecológico del Oso Andino, el reconocimiento de Bosque Modelo, Reserva de Biosfera (por parte de la Unesco), reconocimientos mundiales de área de conservación de las aves y más.

Con tesoros y todo, detallan ambos defensores, hay concesiones mineras en áreas protegidas. Además, Calle habla sobre la contaminación de ríos, como el Pichán (en pleno Corredor del Oso). “En los últimos 10 años se ha vuelto espumoso y pestilente. Las parroquias no tienen tratamiento de aguas servidas”, dijo.

Además, están presentes realidades como la cacería. Han encontrado personas que se dedican a la actividad. Sin olvidar el avance de la frontera agrícola, que va de la mano con la tala y la pérdida de bosque.

El concejal Juan Manuel Carrión, al proponer el proyecto de resolución en el Concejo, recalcó la necesidad de proteger al patrimonio atado a servicios ambientales y recalcó que “el tesoro no está en el oro sino en la vida”.

Se aprobó la propuesta, que tuvo largo tratamiento en el pleno, e incluye solicitar al Alcalde que requiera a la Agencia de Regulación y Control Minero el análisis de la viabilidad de la extinción permanente de las concesiones mineras metálicas dentro del territorio de la reserva de la Biosfera del Chocó Andino.

También, que el Alcalde solicite a la Agencia Metropolitana de Control inspecciones a las actividades económicas que se efectúan en ese territorio.

No quedó fuera que el Alcalde pida al Instituto Metropolitano de Patrimonio que arranque el proceso administrativo para delimitar los sitios arqueológicos y calificar como zonas de protección a los yacimientos arqueológicos del lugar.

Y, además, exhortaron al Alcalde a que solicite al Ministerio del Ambiente, la incorporación al Sistema Nacional de Áreas Protegidas, todas las Áreas Protegidas Metropolitanas.

El alcalde Jorge Yunda dijo que es necesario definir un “fondo ambiental”.