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22 de marzo de 2019 09:54

El Colegio San Andrés apuesta a la innovación

En las reuniones predomina la fraternidad. Esta premisa es propia del carisma franciscano. Foto: Ana Guerrero / ÚN

En las reuniones predomina la fraternidad. Esta premisa es propia del carisma franciscano. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

Con el Cristo de San Damián de fondo, la Sala de Innovación Fray Fernando Pozo del Colegio San Andrés, donde “ninguna idea es mala”, se inauguró. La fraternidad y el trabajo en equipo son los ejes centrales del espacio.

Colores vivos, mesas de trabajo, pizarras modernas están, de cajón, en el área creada para promover el desarrollo de propuestas y emprendimientos entre los estudiantes del plantel franciscano. Cerca de tres meses tomó desde que surgió la idea hasta ayer, 21 de marzo del 2019, que el espacio se volvió una realidad en el Centro de Quito.

Pero no crea que la sala es exclusiva para los guambras del San Andrés, también se abrirá a estudiantes de otros ‘coles’, padres y vecinos del sector.

En la inauguración estuvo la cúpula de la orden Franciscana. Así mismito, toditos estaban contentos y aplaudieron la iniciativa desarrollada por el rector del la unidad educativa, fray Arnulfo Saca, en colaboración con uno de los docentes, Santiago Bolaños.

Ya con la idea, Saca acudió al segundo superior de los Franciscanos en el Ecuador, Fray Fernando Pozo, quien no esperó dos veces para apoyar con la parte que faltaba: las platas.

La autoridad religiosa empezó a contar la idea a sus familiares y consiguió el apoyo económico. Y por tremendo acolite la sala lleva su nombre. Clarito está grabado en la puerta.

Para Pozo y Saca, la implementación del sitio de innovación es una muestra vivita de que esta institución tradicional de Quito -fundada en 1551 primero como San Juan Evangelista- no se quedó en el pasado, sino que avanza de la mano de la tecnología. Es la primera institución educativa franciscana en el país con una herramienta así.

El rector del San Andrés compartió que como parte del proceso de implementación, profesores y varios alumnos se capacitaron.

La guía llegó de profesionales de la Universidad Salesiana, donde estudió Bolaños. Paula Salazar, coordinadora de los espacios de ‘coworking’ de la institución de educación superior, asesoró en el proceso y dice que, en cristiano, se trata de un espacio de generación de ideas e innovación. Incluso servirá para que los estudiantes se pongan manos a la obra y hasta que vayan definiendo la carrera que van a estudiar.

Y como no se trata de que los guambras entren y pasen sentados, la sala está pensada, dice Salazar, como un sitio camaleónico. Es decir, que pueda usarse como una zona de reuniones, para jugar, crear y poner a andar las propuestas.

La capacitación tiene objetivos claros, como, además de internamente sacarle provecho a la sala, poder asesorar a las personas de afuera que quieran usar las instalaciones. Puertas adentro, están dirigidas para estudiantes de octavo año a tercero de bachillerato y profes.

El Rector cuenta que en el caso de usuarios externos, la idea es establecer trueques o, de no ser posible, precios módicos para la comunidad, incluidos otros colegios. Un ejemplo: si una vendedora del sector quiere potenciar su negocio puede llegar y pedir la guía en temas como marketing. Ella, a cambio, podría aportar con alguno de sus productos.