placeholder
Las Últimas
16 de mayo de 2019 08:53

Cada concejal de Quito ya tiene oficina

Los concejales dejaron que la suerte determine cuál oficina le toca a cada uno. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Los concejales dejaron que la suerte determine cuál oficina le toca a cada uno. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

A lo largo de la mañana de ayer, 15 de mayo del 2019, la mayoría de concejales andaba de un lado a otro y sin tener un lugar para poner sus cosas y comenzar a trabajar por Quito. Solo pasadas las 15:00, tras un sorteo de oficinas, conseguirían sus espacios para laborar.

Claro que a lo largo de la mañana también se dijo que algunitos ya tenían hasta la llave del despacho; quienes estaban en sus antiguos espacios eran aquellos concejales que volvieron a reelegirse: Eduardo del Pozo, Luis Reina, Mario Granda y Gissela Chalá.

A la hora indicada, los concejales Andrea Hidalgo y Fernando Morales y los asesores del resto de ediles esperaban el sorteo en el pasillo de la oficina de la Secretaría del Concejo, en el primer piso del Municipio, pero de pronto se enteraron que ese trámite sería en la sala uno, frente con frente al despacho del alcalde Jorge Yunda.

La sala resultó estrecha para tanta gente, tanto que el concejal Bernardo Abad, quien llegó retrasado, se dio media vuelta y dijo: “mi asesor negocia mejor, yo soy medio lentejo”. La concejala Luz Elena Coloma sí entró y se quedó, también Blanca Paucar, entre otros.

Tras el sorteo con papelitos, el primero en salir fue Granda y clarito dijo que se queda en su antigua oficina y, aseveró, “todos estuvieron de acuerdo, porque además tengo las paredes llenas de placas que la gente de Quito me ha regalado”.

Antes, Coloma sostuvo que era sensato que los concejales reelectos permanezcan en sus antiguas oficinas, pues sería ineficiente que se cambien de espacio cuando todas sus cosas están allí. No tenía sentido hacer otro trasteo.

Minutos después salió el resto de personas que asistió al sorteo. Coloma, con papelito en mano, anunció que le tocó la oficina 20 y la concejala Hidalgo mostró el número 15. Las dos estuvieron emocionadas. Es más, la segunda dijo: “Vengan, les invito, vamos a conocer la oficina”. Y una vez en el lugar, que por cierto lo estaban pintando, se llenó de emoción porque tenía vista a la Plaza Chica.

Coloma dice que la oficina es lo de menos, pues en lo personal solo aspira que sus colaboradores estén lo más cómodos posibles. Y no serán más de tres personas, un equipo liviano “porque lo más importante es trabajar como Dios manda; es decir, con eficiencia, con propuestas y no llenarse de personas en las oficinas porque no somos gestores sino asesores del concejo”.

El edil Bernardo Abad opinó igual, que “al concejal le hace el trabajo con la comunidad, con las personas, no el despacho”. Así que, fresco, se quedó con la oficina número 1.

Y mientras los concejales se familiarizaban con sus nuevos sitios de trabajo, los pintores le daban a toda para dejar listos los 21 despachos de igual número de ediles que este 16 de mayo se bautizan en su primera sesión.