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5 de octubre de 2017 07:33

Las criptas y la cúpula reviven en la Catedral

Para alcanzar la alta y delicada cúpula de la Catedral Primada de Quito, los restauradores usan elevados andamios. Foto: ÚN

Para alcanzar la alta y delicada cúpula de la Catedral Primada de Quito, los restauradores usan elevados andamios. Foto: ÚN

Redacción Últimas Noticias

Abajo, en las entrañas de la Catedral, hay un ir y venir de obreros y restauradores. Los especialistas también se afanan en las alturas de este templo católico, el de mayor jerarquía en el país.

Quienes están bajo tierra, con bailejos y picos en mano, se esmeran en unir las dos criptas que tiene este lugar. En cambio, aquellos que están en la cúpula central, con cinceles y paletas, se apuran para recuperar el mural que la adorna.

Desde junio, las obras en la sede de la Arquidiócesis de Quito no cesan y han avanzado más de la mitad; se prevé que en diciembre todo esté culminado.
Las obras son delicadas y requieren de alta precisión. La cripta más antigua data de los siglos XVII y XVIII; está bajo el altar mayor.

Allí están los restos de Garci Diaz Arias, uno de los obispos que construyó el templo; Ignacio Checa y Barba, obispo que realizó la consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús; también está el Virrey Blasco Núñez de Vela y el Barón de Carondelet.

La cripta más “moderna”, de los siglos XIX y XX, acoge los restos de García Moreno, Federico González Suárez, entre otros obispos y sacerdotes que prestaron sus servicios en la Catedral.

Para juntar estos dos espacios hubo que hacer una conexión para que el visitante pueda observar, a través de una puerta metálica, cómo eran las criptas de la antigüedad, cuenta Henry Males, jefe de guías del lugar.

Pero ¿cómo se hicieron esos trabajos? Lo primerito fue picar la pared que dividía a las criptas y hacer una sola (como si fuera un túnel). En las dos criptas, que juntas suman 17 metros de largo y en forma de una L, están 22 cuerpos.

En el transcurso de estos días se culminará la obra con la apertura de la puerta de ingreso para que los turistas puedan pasar sin dificultad.

Mientras que en la cúpula del altar mayor se realiza otro trabajo igual de delicado. Gabriel Izquierdo, restaurador de la Catedral, comenta que hace unos días se culminó el proceso de colocar el pan de oro a las columnas, y ahora arrancó con el arreglo de los rostros de los ángeles que adornan el cielo de la cúpula.

Este trabajo estará listo en diciembre. La total conservación preventiva de la pintura mural de la cúpula de la Catedral ha sido intensa.

También la fijación de estratos, limpieza de purpurina y de la superficie pictórica, incluso la recuperación de las áreas doradas con pan de oro. Y la colocación de filtros para impedir el daño de los rayos ultravioletas que ingresan por las ventanas de la cúpula.