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9 de abril de 2020 11:10

Pese a la cuarentena, Reino de Quito comerá fanesca

Los moradores de Reino de Quito cosechan  los granos de sus huertos para hacer la fanesca. Foto: Cortesía Lenín Carrasco

Los moradores de Reino de Quito cosechan los granos de sus huertos para hacer la fanesca. Foto: Cortesía Lenín Carrasco

Redacción Últimas Noticias

‘Por más cuarentena sanitaria en la que estemos inmersos, la fanesca no se puede dejar de hacer; aunque sea, sin pescado”.

Don Lenín Carrasco, presidente del barrio Reino de Quito, en el sur de la ciudad, está convencido de aquello y madrugó a los huertos del sector a mirar cómo sus dueños cosechaban los granos orgánicos.

La vida se detuvo en el barrio, ubicado en lo alto de la Mena Dos, pero no en las 89 parcelas donde producen papas, maíz, habas, zapallo, zambo, chochos, fréjol, arveja, zanahoria, lechuga, coliflor, tomates… Pero eso sí, sus dueños salen bien protegidos.

Todos son de la Asociación Huertos de Vida; trabajan sin químicos y con abono orgánico. Con esto de la cuarentena no han podido salir todos los días a vigilar sus campos o a cosechar. Antes de la desgracia lo hacían toda la semana, unas seis horas diarias.

Actualmente, rodean sus chacras una o dos vez a la semana. No pueden dejar de hacerlo porque les gusta sus campos y les vuelven a sus orígenes, pues casi todos son de otros lares: Loja, Bolívar, Chimborazo, Cotopaxi, Carchi

Hay otra razón para no dejar de ir al campo: “A veces los dueños de lo ajeno dejan limpio el terreno, así que hay que rodearlo y cuidar el producto”, puntualiza don Lenín.

La cosecha de este año ha sido buena, hay harto grano, incluso para regalar crudo. Pero en esta oportunidad, los agricultores prefieren no hacerlo porque sus familias son amplias y deben guardar el producto por si las moscas.

Lo que sí compartirán será la tradicional fanesca que tienen prevista preparar este viernes. En la casa de doña Ana Vargas se hará el potaje, siempre con la ayuda de otras dos mujeres bien entusiastas que están en todo: Rocío Arévalo y Rosa Guasgua.

Se hará un ollón y luego, a eso del mediodía, se repartirá entre las familias de los huertos que viven alrededor de la cuadra, unas junto a otras. Es la comunidad de los huertos que no puede dejar de hacer la fanesca.

Es una tradición dejada por los padres, cuenta don Lenín. Es que jamás se puede dejar de ofrecer, más todavía al amigo, un plato de la fanesca aunque este año no tenga el pescado.