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29 de noviembre de 2017 08:02

Un Te Deum para la gran patrona

En el Centro se pueden hallar réplicas pequeñas de la Virgen de La Merced. Foto: ÚN

En el Centro se pueden hallar réplicas pequeñas de la Virgen de La Merced. Foto: ÚN

Betty Beltrán

El edificio, de color blanco, ubicado entre las calles Chile y Cuenca, en el Centro, tiene cinco cúpulas, una torre cuadrada y está decorado con inscripciones incas y árabes. La construcción comenzó en 1701, la torre se completó en 1736 y la basílica fue consagrada en 1747.

En ese lugar, en la Basílica de La Merced, es hoy el Te Deum, una celebración litúrgica como preludio de la conmemoración de la fundación de la capital y también para honrar a la Patrona de Quito.

La Virgen de La Merced está hecha en piedra; la original fue donada por el emperador Carlos V, y después de su recorrido pidiendo limosnas para el templo quiteño, quedó definitivamente en la iglesia mercedaria de Cádiz (España). La que hoy recibe la devoción de los quiteños no se sabe quién la talló.

La imagen lleva un hábito mercedario: túnica, escapulario y capa, todo en color blanco, con el escudo en el pecho. Otros elementos son las cadenas y el grillete.
Normalmente, además del escapulario del hábito, lleva otro pequeño en la mano que ofrece a los fieles. Suele aparecer tocada con corona de reina, y también con el cetro en la mano derecha.

La Virgen de la Merced está en el centro del altar de la Basílica. Foto: ÚN

La Virgen de la Merced está en el centro del altar de la Basílica. Foto: ÚN

Las imágenes de la Virgen de La Merced suelen sostener en su brazo izquierdo al Niño Jesús, que también puede llevar un escapulario en las manos, comenta Susana Freire, investigadora.

Agrega que el culto a esta Virgen se vio reforzado por erupciones volcánicas y terremotos, que no solo destruyeron físicamente a la ciudad sino que causaron conmoción entre los habitantes. Ellos no dudaron en suplicar el amparo de la famosa Virgen de La Merced, conocida primigeniamente como Nuestra Señora del Terremoto.

La primera erupción registrada del volcán Pichincha se dio entre el 17 y 18 de octubre de 1566, a la que le siguieron la de septiembre de 1575 y la de octubre de 1660. Según relatos de la época, esta última fue la más espantosa; se dice en ellos que los estruendos se escucharon hasta en Popayán (Colombia).

La erupción de 1575 coincidió con el día de la Natividad de la Virgen María, y se aprovechó para celebrar con solemnidad esta fiesta en la iglesia de La Merced, para luego participar en una masiva procesión con la imagen.

Durante la época republicana, la imagen adquirió reconocimiento oficial a través de un decreto legislativo expedido el 22 de abril de 1861, por el cual se declaró a la Virgen de La Merced como Patrona y Protectora Especial de la República.

Y en 1963 fue proclamada como Patrona y Generalísima de las Fuerzas Armadas. No hay que olvidar también que en 1822, el Mariscal Antonio José de Sucre ofreció en señal de veneración la espada con la que luchó en la Batalla de Pichincha, a la tan aclamada Virgen.