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22 de noviembre de 2016 11:31

Dura navidad para los imagineros

Dos pintores y un lijador, ese es todo el personal del Taller Centro Artesanal Niño Jesús, ubicado en el sector de Carapungo. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Dos pintores y un lijador, ese es todo el personal del Taller Centro Artesanal Niño Jesús, ubicado en el sector de Carapungo. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán

La artesanía religiosa también está de capa caída y, se espera, no tendrá su Navidad este año. El golpe lo recibió por doble vía: el primero a través de la oferta de productos chinos a menor costo; el segundo, tras la crisis económica la gente no compra artículos que no son vitales.

Con ese panorama, por ejemplo, el Taller Centro Artesanal Niño Jesús (ubicado en la Jaime Roldós Aguilera N23462 y Geovany Calles, sector Carapungo) redujo su nómina: si antes tenía 12 personas de planta, hoy tiene tres (dos pintores y un lijador); hay otra que hace las imágenes, pero “puertas afuera”.

En época de bonanza, incluso se contrataba más personal para la pintura o para el lijado de las imágenes. En este año, la crisis tocó fondo. Al punto que las figuras que se confeccionan no se sabe si saldrán o no.

Toda la producción del Taller Niño Jesús se vende en los locales Prensa Católica de la Plaza de San Francisco y en la nueva librería Católica (ubicada junto al Seminario Mayor), y a esta altura ya estaba vendida buena parte de la producción. Es más, entre septiembre y octubre, las instituciones educativas, iglesias y comunidades religiosas ya hacían la reserva de su nacimiento o su pieza navideña.

Esa dinámica ha cambiado, hasta la semana pasada no se tiene ni una sola reserva, confirma Isaac Peña, gerente del Taller Niño Jesús. Y eso, agrega, solo refleja la crisis del sector artesanal religioso, pues como no es un bien de primera necesidad, la adquisición de estos bienes se posterga.

Y con esa loza, los tres chullas trabajadores del Niño Jesús andan tristones y alicaídos. Pero, como dice una de sus empleadas, la pintora Isabel García, “la emoción persiste al momento de crear y no perdemos la fe”.

Pero no deja de recordar que, en otros años, para esta época (a mediados de noviembre) no se daban abasto, porque los pedidos eran grandes. Y el taller era un hervidero de trabajadores y de bellas imágenes terminadas.

Hace tres años, dice Isabel, hasta se cogía personal ocasional por cuatro meses; es decir, de septiembre a diciembre para que ayude en la elaboración de imágenes de resina y fibra de vidrio.

Pero no todo está perdido, asegura Peña. Él guarda la esperanza de que a fines de noviembre haya un repunte, aunque no sea espectacular. Así que la Virgen, San José, Reyes Magos, pastores, burro y buey… esperan a su comprador.