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31 de julio de 2017 12:02

En El Jardín, la ajedrecista Carla jugó 27 partidas al mismo tiempo

Carla Heredia en la partida simultánea que se desarrolló el sábado, de 10:30 hasta las  13:30. Foto: Evelyn Jácome / ÚN

Carla Heredia en la partida simultánea que se desarrolló el sábado, de 10:30 hasta las 13:30. Foto: Evelyn Jácome / ÚN

Evelyn Jácome

Verla jugar ajedrez es un espectáculo. Más aún cuando lo hace contra 27 contrincantes simultáneamente.

Carla Heredia, ajedrecista de 26 años, protagonizó la mañana y tarde del sábado una partida múltiple en las instalaciones del Mall El Jardín con el objetivo de promocionar el deporte.

El encuentro se llevó a cabo en el segundo piso del centro comercial. Asistieron decenas de personas quienes veían con asombro la habilidad de la deportista. Carla hacía una movida en una mesa, e inmediatamente iba a la siguiente.

Días atrás, a la joven no se le permitió jugar ajedrez con un amigo en el mismo lugar. Ella hizo público ese episodio a través de las redes sociales y recibió el apoyo de cientos de seguidores y simpatizantes.

Carla cuenta que el establecimiento se disculpó. “Es de grandes instituciones y personas pedir disculpas como fue el caso”, dijo.

De las 27 partidas, ganó 20, perdió cinco y empató dos. La deportista tiene una amplia trayectoria en el ajedrez. Ha obtenido varios trofeos panamericanos y bolivarianos y ha jugado cuatro veces en olimpiadas en el equipo de Ecuador.
Al evento, en el centro comercial, acudió incluso Ramiro Rivadeneira, defensor del Pueblo.

Él, junto con otros delegados de la institución, acompañaron a Carla durante todo el encuentro.

“Nos interesó el tema en cuanto al derecho a la recreación. Creemos que el ajedrez es un tema de hábitat por la forma en la que nos relacionamos en los espacios públicos”, explicó el funcionario.

Durante las partidas, Carla se dio tiempo de dar entrevistas a varios medios y de hacerse fotos con algunos admiradores que asistieron al evento. A lo largo de toda la jornada, la deportista estuvo acompañada de familiares y amigos. Cada vez que un encuentro terminaba, Carla daba la mano al contrincante y los asistentes aplaudían.