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16 de noviembre de 2017 11:48

El Emelec se ilusiona con otra final

Gaybor (10) y Luna (atrás) festejan junto  a Fernando Pinillo la consecución del primer tanto eléctrico. Foto: API

Gaybor (10) y Luna (atrás) festejan junto a Fernando Pinillo la consecución del primer tanto eléctrico. Foto: API

Pablo Campos

Rugía el Capwell repleto solo de camisetas azules. Emelec huele a finalista y el pueblo eléctrico lo sabe. El equipo, tan acostumbrado en el último lustro a estar en la fiesta grande del fútbol ecuatoriano consolidó su liderato de la segunda fase tras vencer 3-0 a Barcelona, su clásico rival.

Los azules tienen 36 puntos y ya le sacan cuatro puntos al Delfin, que sería su rival en la final y cinco unidades al sorprendente El Nacional.

Nuevamente un 3-0 ante Barcelona y la punta. Por ello, los rugidos en el estadio y la alegría de los eléctricos en un partido en el que se mostró con un equipo que sabe finalizar las jugadas, que tiene veneno y que cuando tiene a su rival a merced no perdona.

Ayer hubo goles para todos los gustos: primero Fernando Pinillo de tiro libre, aunque el gol habría que dárselo a Marcos Mondaini, quien fue el último en impactar el esférico. Luego, en el segundo tiempo, Fernando Luna mando un balón mordido, de esos difíciles de rechazar para los zagueros y Beder Caicedo marcó el autogol. Y, cuando todo estaba perdido para Barcelona, Ayrton Preciado se corrió de la banda al centro para rematar cruzado y desatar la algarabía.

Alfredo Arias, el director técnico de los eléctricos, ha diseñado un equipo que usa a la perfección el ancho de la cancha, que maneja los tiempos del partido con Fernando Gaybor y Luna como los dueños del balón y que, adelante, suelta a Bryan Ángulo y a Preciado, un futbolista exquisito e impredecible con el cambio de ritmo. Al final, el Capwell fue un carnaval. Motivos sobran.