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15 de diciembre de 2017 11:33

Mexicanos apoyan en la conservación de la biblioteca de convento de San Francisco

El trabajo inició el pasado 3 de diciembre. Rivera señaló que el espacio de la biblioteca fue usado durante 15 años como bodega. Foto: Eduardo Terán / ÚN

El trabajo inició el pasado 3 de diciembre. Rivera señaló que el espacio de la biblioteca fue usado durante 15 años como bodega. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Andrés García

La biblioteca del Convento de San Francisco, ubicada en el Centro Histórico, luce renovada gracias al proceso de conservación que llevan adelante expertos y estudiantes de la Universidad Autónoma de Querétaro, en conjunto con el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) y la Orden Franciscana.

Sergio Rivera, coordinador de la carrera de restauración de bienes muebles de la Universidad de Querétaro, dictó una conferencia en Quito el pasado mes de septiembre. Ahí le plantearon la necesidad de intervenir en la biblioteca, que estaba en malas condiciones.

El trabajo inició el pasado 3 de diciembre. Rivera señaló que el espacio de la biblioteca fue usado durante 15 años como bodega. En su interior estaba acumulada una gran cantidad de polvo. Incluso, hallaron dos nidos de palomas con huevos y hasta un ave disecada.

David Saavedra, experto especialista en papel, subrayó que como parte del proceso se fumigó la biblioteca para eliminar agentes biológicos. También se limpiaron los cerca de 8 800 ejemplares y se colocó señalética en las estanterías.

Los expertos destacaron la importancia histórica del lugar, ya que la biblioteca franciscana fue la más importante del Virreinato del Perú, llegando a albergar hasta 45 000 textos. “Estamos frente a una verdadera joya monumental”, manifestó.

Los libros intervenidos datan del siglo XVI en adelante. Incluso, se detectaron 13 libros incunables, es decir, textos que ‘nacieron’ en la primera imprenta de Johannes Gutenberg. Rivera dijo que hay libros escritos en latín, griego, arameo, francés, italiano, árabe, entre otros idiomas.

En total 15 personas, entre expertos y estudiantes, colaboraron en la conservación. El siguiente paso, a cargo del IMP y los frailes franciscanos, será catalogar los textos y emprender acciones para que la biblioteca se mantenga en buenas condiciones. “Queremos que la biblioteca no se vuelva a caer, tenga vida y cumpla con la función de conservar, difundir e investigar”, finalizó Saavedra.