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1 de noviembre de 2016 15:00

Familia de Vivian pide justicia

Juan Carlos Pérez para UN Los familiares y amigos de Vivian L., la despidieron la tarde ayer con rosas blancas y oraciones .

Los familiares y amigos de Vivian L., la despidieron la tarde del 31 de octubre con rosas blancas y oraciones. Foto: Juan Carlos Pérez para ÚN

Redacción Seguridad

Los compañeros de Vivian L., que tenía 15 años, la despidieron con rosas, oraciones y cánticos. La joven falleció debido al rebote de una bala, en un festival acrobático de la Policía Nacional que se organizaba en el estadio de Santo Domingo por las fiestas de provincialización.

El padre de la menor, Fausto Luzuriaga, asegura que la muerte de su hija se dio por una negligencia de los organizadores. “Es inaudito que en un evento familiar se utilicen balas reales. Yo vi la bala de 9 milímetros que impactó a mi hija”, señaló.

Luzuriaga, incluso, recuerda que por los parlantes se anunciaba que las balas con las que el GIR hacia las demostraciones de puntería y detención de sospechosos, eran reales. “Mi niño pequeño me dijo: Papi, qué miedo, cubrámonos porque son balas de verdad. Cuando volteé, mi niña mayor se caía al piso”.

Diego Fuentes, viceministro de Seguridad Interna,aseguró el 31 de octubre en una rueda de prensa, que según información preliminar en el momento de la práctica, “al parecer” hubo un rebote de la munición que impactó en la parte del torso de la menor y que hirió a otra mujer de 30 años, que se encuentra estable. La investigación determinará la trayectoria de la bala, el tipo de munición que se utilizó, la que debía utilizarse para este tipo de eventos demostrativos y la autoría del disparo.

Luzuriaga señala que no descansarán hasta obtener justicia no solo de quienes detonaron el arma sino de los organizadores. “No buscó indemnizaciones. Solo justicia”. Él asegura que en el sitio no había ambulancias ni paramédicos. Debió caminar unos 50 metros hasta un patrullero para llevarla al hospital. “Le decía a mi princesa no te mueras, quédate conmigo. Le tocaba su carita, pero de a poco veía como la perdía en mis manos”.