¿Y dónde estaban los profesores?
Una pregunta, entre tantas que aún tienen, inquieta mucho a los familiares de Brithany, la niña de 11 años que murió el sábado 12 de mayo de 2018 en Guayaquil, un día después de que fuera agredida por cinco compañeros de su colegio.
La pregunta es por qué una persona externa al plantel estaba a cargo del aula cuando habría ocurrido la agresión.
Aquella se habría dado, según los datos que están arrojando las investigaciones, durante las dos últimas horas de clases del viernes pasado.
Martha Bustos, la abuela de Brithany, critica que los docentes dejaran el control del aula por asistir a un evento por el día de las madres. “Tenían que haber comunicado a los padres para que retiren a los niños, no dejarlos solos”, dijo.
La Fiscalía y el Ministerio de Educación investigan si el fallecimiento de la niña está relacionado con la supuesta agresión que sufrió en clases, en un colegio público del sur de Guayaquil.
La tarde del martes, el fiscal César Peña explicó que cinco estudiantes de entre 12 y 11 años (cuatro niñas y un niño) están bajo análisis. Los padres, el rector del plantel, la psicóloga, la inspectora y la vicerrectora serán citados.
Tyron Morán, padre de la pequeña, quien presentó una denuncia por el presunto delito de homicidio culposo, relató: “Ese viernes por la tarde nos contó lo que había pasado: que la habían amarrado de pies y manos, le taparon la boca con una toalla y le pegaron. Le dijeron que era una broma y a la mejor amiga de ella también la golpearon”.
El sábado por la tarde los padres llevaron a Brithany a un hospital pediátrico público porque no soportaba los dolores de cabeza. Morán contó que tras darle una pastilla los derivaron a un centro de salud. “Cuando estábamos ahí empezó a convulsionar y le salía sangre de la nariz”. Una arteria se le había reventado. La autopsia indica que sufrió un derrame cerebral.
