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7 de febrero de 2018 09:25

Les guían para estar figuritas

Martha Rivera (d) es comerciante y le entró al programa para bajar de peso y mejorar su salud. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Martha Rivera (d) es comerciante y le entró al programa para bajar de peso y mejorar su salud. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

En los mercados de Quito hay una problemática vigente, principalmente, en las mujeres: la obesidad. La mala nutrición y el sedentarismo son las principales causas. Pero hay una salida para las caseritas y es gratis. Solo es cuestión de poner hartas ganas y hacer caso.

Resulta que en el 2017, en los chequeos que el Municipio les hizo a los comerciantes, tanto a los que trabajan en los mercados como a los autónomos, el resultado fue que, en promedio, hay un 80% de sobrepeso y obesidad. Mientras que en la población en general, 63,5%.

Como explica el secretario metropolitano de Salud, José Ruales, hay dos tandas de revisiones. Uno es el control por el que deben pasar los vendedores de centros de abastos que ofertan comida preparada y los de tercenas. Este sirve para detectar alguna enfermedad, parásito o bacteria que se pueda transmitir. Se hace en las unidades metropolitanas de salud.

El otro fue un tamizaje, con el equipo del programa Salud al Paso. Les midieron, pesaron, revisaron la glucosa, etc. En este sí entraron los caseros de todos los giros: de los mercados atendieron a 1 931 y autónomos, 2 300.

Pero no vaya a creer que el asunto se queda en revelar los resultados. Una vez identificados los casos, las personas pasan directito a un programa para empezar a comer mejor y, de paso, coger costumbre de hacer actividad física.

Claro que no todas siguen la prescripción de entrarle a la bajada de peso y así mejorar su salud. Por ejemplo, de los 1 800 vendedores que, en el 2017, atendieron en la Unidad Metropolitana de Salud, el 70% tuvo sobrepeso y obesidad. Y solo el 10% se unió al programa destinado a evitar complicaciones más severas como diabetes, hipertensión, el colesterol por los cielos...

Ruales recalca que se debe entender que en el momento en que se confirma el sobrepeso o la obesidad, por prescripción, la persona debe actuar.

Como quien dice, no es cuestión de hacerse el desentendido. Además, si usted está en esas, le acolitan en todo. De entrada, como explican en el área de nutrición de la Unidad Centro, definen cuáles alimentos se adaptan mejor a su rutina, cuáles no tolera y cuáles alimentos le gustan más.

De cajón, apunta, deben comer cinco veces al día, pero de forma balanceada. Sin embargo, de las entrevistas con caseras, cuentan, se sabe que muchas veces no desayunan en casa y comen lo que asoma en el mercado. En otras ocasiones, por el mismo trabajo, no tienen chance de almorzar al mediodía y comen tipo 15:00. O a veces no hay merienda.

Entonces, el único enemigo no es la porción, sino el entrarle duro al trabajo y no comer a las horas.

En el área de nutrición del Centro también salió otro dato: las calorías que consumen van entre 1 900 y 2 000, cuando por su sedentarismo tendrían que llegar máximo a las 1 500.

Quienes sí hacen caso, reciben, además de la guía completa de nutrición, un seguimiento, bajito, una vez cada mes. No le dejan a la buena de Dios y si necesita medicamentos por alguna complicación, también le dan.

Cuando las dificultades son mayores, le derivan enseguida a una clínica metabólica del IESS.

En el grupo de quienes hacen caso a la alerta está Martha Rivera, de 63 años. Por años trabajó en el mercado San Francisco y ahora tiene un local en Santo Domingo. Ella corrobora que por la misma naturaleza de su trabajo, las caseras no tienen mucha actividad física y comen fuera de horas.

A la comerciante de comida, hace apenas ocho días le dieron la noticia de que debía bajar de peso. Ya empezó a comer mejor y camina a diario desde El Trébol hasta su local y de regreso. Como dice, los efectos de estar pasadita de peso se sienten y es mejor poner de parte para mejorar. Y, encima, la asesoría es gratis y bien completa.

La dieta actual y la recomendada

El menú. Generalmente, las caseras comen harto arroz y fritos. En la noche, fideo, papas, granos...

Lo sugerido. Desayuno: leche baja en grasa, dos rebanadas de pan integral, una rebanada de queso o huevo y fruta.

Refrigerio: una fruta.

Almuerzo: arroz o papas o granos. Pollo o carne o pescado, de preferencia, estofado o al vapor. Y ensalada. Más vegetales que arroz. Tarde, otra fruta o chochos

Noche: una rebanada de queso, verduras, aromática. O la mitad de lo que comió al mediodía.