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22 de enero de 2018 06:59

Un guía conoce todos los secretos del Centro Histórico

Los paseantes escuchaban atentos a Héctor López Molina cuando contaba la historia de sobre la mansión La Internacional. Foto: Armando Prado / ÚN

Los paseantes escuchaban atentos a Héctor López Molina cuando contaba la historia de sobre la mansión La Internacional. Foto: Armando Prado / ÚN

Ana María Carvajal

Uno pasa a cada rato frente a tantos edificios bonitos, pero pocas veces se detiene a pensar en todas las maravillas que se pueden descubrir si uno se detiene a observar los detalles e investiga un poquito sobre sus constructores o sus antiguos habitantes.

¿Cuántas veces ha estacionado su carro en el Cadisan? Capaz no ha visto, pero ahí hay un letrero que explica por qué se llama así: suma las primeras sílabas de casa de Diego Sandoval, quien la tuvo en 1550.

De ahí salió el nombre de la casa original, pero de la ‘nueva’ construcción, terminada en 1880, lo que se volvió más famoso entre la crema y nata de inicios del siglo XX fue su balcón.

Este fue el escenario del amor entre Avelina Lasso y el entonces presidente Leonidas Plaza. A los taitas de ella no les gustó nadita la boda, pero ellos se amaban.

Ese mismo balcón fue testigo del romance entre la ñaña de Avelina, Clemencia, y Olmedo, hijo de Eloy Alfaro. De película fue el asunto: el joven fue con escuadrón de infantería y todo a secuestrar a la dama. Y ella se dejó no más sacar, porque estaba loca por él.

Pobre don José María Lasso. Se le fueron sus dos hijas con hombres a los que no podía ver entre 1905 y 1907. Quizá de la pena murió en julio de 1908.

Buenos chismes de la farándula quiteña de antaño, ¿verdad? El encargado de contarlos el sábado fue Héctor López Molina, un periodista con alma de historiador, que escribe sobre esta y otras casas en su blog Los ladrillos de Quito.

Desde el ‘cole’ le gusta la historia, pero creó su blog hace tres años y hace un año y piquito organizó su primer recorrido por Quito.

Empezó recopilando datos sueltos de cosas que le contaban y luego se sentó a buscar libros, registros y a hacer entrevistas sobre cada casa. El del sábado fue un recorrido por casas presidenciales del Centro. Luego hará uno por los palacios de La Mariscal.

Encantados estaban los ñaños Blas y Rocío León. Él dijo que le encantó saber sobre la chispa de Marieta de Veintimilla, quien era la dura en el Gobierno de su tío Ignacio. A ella, quien se hacía cargo de la ‘Presi’ en lugar de su tío, le debemos por ejemplo la belleza del Teatro Sucre.

Qué bacán es oír esas historias mientras se camina unos ratos cubriéndose de la llovizna con el paraguas, otros usándolo para esconderse del sol y otros cerrándose la chompa para aguantar el frío cuando solo minutos antes había tocado sacársela por el calor. Típico en Quito, ¿verdad?