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21 de agosto de 2018 09:38

Laura y su madre piden ayuda

Madre e hija hacen un equipo perfecto, se ayudan, se admiran y se quieren. Y piden una mano. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Madre e hija hacen un equipo perfecto, se ayudan, se admiran y se quieren. Y piden una mano. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Redacción Últimas Noticias

Laura Aveiga Pico tiene 7 años. Y una epilepsia que, últimamente, está más agresiva, incluso tiene crisis hasta con ocho episodios al día. Su enfermedad fue diagnosticada cuando tenía 1 año y medio.

Según los médicos, la salud de la niña se complicó porque tiene unos quistes en el lado derecho de la cabeza. También problemas con su riñón izquierdo. Su madre, Carla Pico, recuerda que justo en el último feriado del 10 de agosto estuvo otra vez en el Hospital Baca Ortiz, por algunos días. Allí le pusieron oxígeno y le ayudaron, como siempre, en todo lo que está a su alcance.

La pequeña toma tres anticonvulsionantes al día. La medicación sí le dan en el Hospital, pero una de las pastillas (la más cara) a veces no hay en reserva y debe comprar. La caja cuesta USD 40 y vienen 20 pastillas; toma dos diarias.

En muchas ocasiones no tiene ni USD 0,25, peor para comprar la receta. Ante ese problema económico, la mujer pide una ayuda a la ciudadanía. Tiene una cuenta de ahorros en el B. Pacífico, la 1045861207 a nombre de Carla Pico.También podría ayudar con vitaminas, ropa, cosas de aseo, alimento… Ella tuvo que dejar su trabajo.

Sus jefes eran buenos, rememora. Pero su hija la necesita las 24 horas al día.
Carla no está con las manos cruzadas. En la esquina de su casa, en el intercambiador de la Granados (norte), vende aplanchados, dulces y fundas.

También recoge cartón y botellas plásticas para vender. El padre de su niña también le ayuda, pero ni así le alcanza, por la magnitud de la enfermedad.
Pese a todo, la guagua es feliz y cuenta los días para volver a su escuela. Estudia en el Colegio 24 de Mayo, está en tercero de Básica.

Madre e hija tienen mucha fe de que las cosas cambiarán para bien. En la congregación de Testigos de Jehová, adonde acuden los jueves y domingos, les ayudan también en lo espiritual.