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6 de diciembre de 2016 16:47

La verdadera historia de la Olla del Panecillo

En el libro ‘El Panecillo en la historia’ de autoría del doctor Javier Gomezjurado Cevallos se recogen todos los acontecimientos históricos desarrollados en este cerro. Foto: Archivo / EL COMERCIO

En el libro ‘El Panecillo en la historia’ de autoría del doctor Javier Gomezjurado Cevallos se recogen todos los acontecimientos históricos desarrollados en este cerro. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Soraya Quillupangui

Para conocer la verdadera historia de la Olla del Panecillo es necesario remontarse a principios del siglo XIX. La gesta independentista de 1809 y el sacrificio de los próceres en 1810 ya habían pasado, era el año 1812 donde se registra una serie de batallas por alcanzar la independencia de Quito, entendido no como la ciudad que conocemos ahora, sino como toda la región que comprende a Ecuador y mucho más territorio.

La población se preparaba para una batalla, se construía cañones, morteros, granadas arrojadizas de mano con cuerda, pedreros, entre otras singulares armas. Incluso, por la falta de bronce industrial, para la elaboración del armamento, se debieron robar las campanas de algunas iglesias y el reloj público de La Concepción.

El 7 de noviembre de 1812, los quiteños, hombres, mujeres, ancianos y niños, concentrados en la cima del Panecillo, de San Sebastián y San Diego, aguardaban a los españoles que al mando del mariscal Toribio Montes avanzaban desde el sur, por Chillogallo.

La batalla del Panecillo fue librada por patriotas que buscan la independencia, pero sin preparación militar y con armamento casero. Todos estaban ahí para hacer bulto más que para matar, esto lo advirtió el mariscal Montes y su ejército que avanzó hacia el centro de la ciudad y obligó a los valientes quiteños a bajar en desbandada de la cima del Panecillo.

Las tropas hispánicas se apoderan del Panecillo y la gente de Quito les sitia, les rodea y no les permite bajar. Es en ese momento en que los españoles se dan cuenta que no tenían agua para subsistir en la cima, pero tenían recelo de bajar a la ciudad cuyos habitantes estaban enfierecidos y habían montado barricadas en las calles y casas.

Los quiteños fácilmente pudieron haber ganado la batalla y logrado la independencia si hubieran mantenido sitiados a los españoles, sin embargo esto no sucedió. Sin dirigentes decididos, los capitalinos decidieron huir. Tras 24 horas se rindieron y no aprovecharon las circunstancias en las que habían puesto a los españoles, estos por la altura y por la sed se hubieran rendido.

El mariscal español Toribio Montes se dio cuenta que el Panecillo era un lugar estratégico militar y decidió construir un fortín en la cima y una serie de obras de carácter militar. En el fortín se albergarían algunos soldados, cañones y armas para dominar y mantener controlada la ciudad, frente a cualquier posible levantamiento.

Paralelamente se construye un cubo al cual iban a ser depositadas las aguas lluvias del fortín a través de canaletes para permitir a los españoles, que vivían en la cima, vivir sin inconvenientes. La olla del Panecillo fue construida entre 1813 y 1816 para almacenar agua para la tropa y los caballos. El fortín desapareció a finales el siglo XIX y los primeros años del siglo XX porque las cosas se van olvidando, abandonando o destruyendo. La olla, En los años 50 – 60, fue redescubierta porque estaba tapada casi en su totalidad.

Esta es la verdad historia de la Olla del Panecillo, según cuenta el doctor Javier Gomezjurado Zevallos, y que no tiene nada que ver con tesoros escondidos, vírgenes aparecidas, animales fantásticos u orígenes indígenas. Sin embargo, el historiador recalca la importancia de las leyendas en Quito, porque estas son las que construyen los sentidos de pertenencia e identidad de los quiteños.

Dato

En el libro ‘El Panecillo en la historia’ de autoría del doctor Javier Gomezjurado Cevallos se recogen todos los acontecimientos históricos desarrollados en este cerro.