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13 de julio de 2020 12:13

Huesos de santos en una capilla

La capilla de la Virgen del Pilar es parte del templo de San Francisco, en el Centro. Fotos: Cortesía instituto Metropolitano de Patrimonio

La capilla de la Virgen del Pilar es parte del templo de San Francisco, en el Centro. Fotos: Cortesía instituto Metropolitano de Patrimonio

Ana Guerrero. (I)

La capilla de la Virgen del Pilar, en la iglesia de San Francisco, alberga huesos de santos de la Iglesia Católica, en muy especiales relicarios. Son sinónimo de devoción y protección.

En medio de la pandemia, el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) retomó la intervención de este tesoro de la capital. En esa tarea se toparon con las piezas. Raúl Codena, director de la institución, detalla que si bien esos relicarios llevan un largo tiempo en el lugar, por el paso de los años, el desgaste y la falta de iluminación estaban ocultos.

La capilla es pequeña y tiene tres altares. En uno de los nichos del retablo principal se aloja una imagen de la Virgen del Pilar de Zaragoza, una de las dos copias auténticas que se han hecho de esta.

El fray César Morales explica que, según documentos encontrados en el archivo del convento, la imagen fue donada por el emperador Carlos V a la comunidad. Y se la conoce como capilla relicario, justamente, porque se acogen restos de algunos santos, gran parte anónimos.

En el sitio se pueden encontrar seis bustos relicarios, seis brazos relicarios y dos relicarios de pie, denominados así por la forma de las tallas de madera que los contienen. En estos están los huesos del cuerpo, del cráneo e incluso pertenencias, como sandalias, de santos como Catalina de Siena y Francisco Solano.

De la investigación, el IMP detalla que las reliquias posiblemente datan del siglo XVI. Las piezas óseas eran enviadas directamente desde el Vaticano. Primero, el Papa definía si los personajes eran dignos de devoción. Luego, se realizaba la exhumación del cuerpo para tener los huesos.

El relicario está en el pecho de la figura tallada.

El relicario está en el pecho de la figura tallada.

Fray Víctor Hugo González, guardián del convento de San Francisco, menciona que las reliquias son una manera de honrar y recordar. “Había que ir a pedir en Roma una reliquia, que venía con una certificación de las autoridades eclesiásticas”. En San Francisco, cuando los padres visitadores llegan de otros países, cada seis años, revisan el estado de estas y la certificación de que son auténticas.

Desde el IMP se añade que se deben hacer diversos estudios y análisis para determinar la época en que llegaron los huesos, el contexto histórico, así como la identificación de los santos a los que corresponden.

Codena añade que Quito es cuna de reliquias. Existen en el Carmen Alto, en la Catedral, en Santo Domingo, por mencionar algunos.

Entre las más notables reliquias que guarda la Catedral de Quito, por ejemplo, se cuenta el cuerpo del Santo Niño Urcisino, mártir en la persecución cristiana.
En el altar mayor del Carmen Alto, incluso, añade el funcionario, se encuentra el cuerpo completo de un bebé de unos 3 meses, “degollado en tiempos de Nerón”. La reliquia fue obsequiada por Roma a los jesuitas, quienes lo trajeron a Quito. Cuando fueron expulsado de la Real Audiencia lo entregaron a las Carmelitas.

Los trabajos en la Capilla de la Virgen del Pilar arrancaron el 4 de marzo. Esperan concluir en diciembre. Las obras fueron suspendidas el 16 de marzo y se retomaron  el 15 de junio.

Hay más obras en marcha en otras iglesias. Por las normas de distanciamiento físico y el aforo de cada espacio, se encuentran entre 8 y 12 trabajadores en las tareas.

En el Centro Histórico hay unas 348 hectáreas de patrimonio: 42 iglesias, cinco monasterios y más de 800 casas patrimoniales.