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14 de febrero de 2018 16:55

La iglesia del Belén ya ascendió a santuario

El arzobispo Fausto Gabriel Trávez recibe las ofrendas, al pie del altar

El arzobispo Fausto Gabriel Trávez recibe las ofrendas, al pie del altar. Foto: Paúl Rivas/ÚN

Redacción Quito

La de El Belén siempre ha sido una iglesia muy linda y querida en Santa Prisca. Pero desde ayer subió de rango. Ahora este templo, el más antiguo de la ‘Carita de Dios’, es oficialmente un santuario del Señor de los Remedios y un espacio para dar un sentido cristiano al Carnaval.

Contentos estaban los feligreses y el párroco Froilán Serrano. Él salió a supervisar que las personas encargadas de las ofrendas estuvieran pilas para cuando les tocara pasar a dejarlas en manos del arzobispo Fausto Trávez, quien hizo oficial la declaratoria.

Valentina Niquinga estaba con su traje para una danza tradicional indígena, que haría con 15 miembros de su familia. Su tío, Christian Lema, cuenta que se organizaron por su devoción y para apoyar a su hermana, Maricela Lema, quien era prioste. La danza es su ofrenda a Jesús.

El padre Froilán cuenta que la comunidad pidió a los duros de la Iglesia Católica que declarasen santuario al templo, porque los parroquianos daban testimonio de favores recibidos luego de rezar con fe al Señor de los Remedios.

Niños, abuelitos, jóvenes y adultos llegaron con devoción. Algunos fueron con bastones y otros les ayudaban a subir las gradas. Más esfuerzo hizo falta para llevar a quienes fueron en sillas de ruedas. Pero eso era lo de menos. Lo importante era estar juntos en ese momento especial.

María Sisalema tiene 88 años y cada martes se pega el viaje desde Guamaní para rezarle al Señor de los Remedios. No va los domingos, porque esos días tiene ‘full’ trabajo vendiendo chochos en las canchas.

Unas 40 personas -entre catequistas y grupos pastorales- ayudaron en la organización. Michael Caiza, de 18 años, fue con tíos, abuelita, papás, hermana... para rendir homenaje al Señor de los Remedios y agradecerle por la salud. “Estamos orgullosos y emocionados, porque nos sentimos parte de esta iglesia”.