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31 de enero de 2020 09:22

Hasta siempre, Jorgito

Jorge Ribadeneira Araujo falleció el miércoles 29 de enero del 2020, a sus 89 años de edad. Foto: archivo / ÚN

Jorge Ribadeneira Araujo falleció el miércoles 29 de enero del 2020, a sus 89 años de edad. Foto: archivo / ÚN

Betty Beltrán
(I)

La sala se llenó de familiares y amigos de Jorge Ribadeneira Araujo. El insigne periodista falleció el miércoles 29 de enero del 2020, a los 89 años, y su capilla ardiente se levantó en el Camposanto Jardines del Valle, en Sangolquí.

Cerca de las 12:00 de ayer, 30 de enero, el lugar estaba lleno de personas que quisieron y admiraron a este hombre, que se caracterizó por contar la vida de Quito con elegancia y chispa.

¡Hasta pronto! ¡No te olvidaremos!... fueron algunas frases que se escucharon cuando los presentes miraban, a menos de un metro, el féretro café.

Un grupo de amigas de la viuda, Teresita Carrión, la acurrucó y la consoló… Y ella, con el rostro mojado, decía: “… Se me fue, el amor de mi vida, mi Jorgito...”.

Unos minutos antes, Rodrigo Borja, expresidente de la República, entró en la sala y le dio su pésame. Unas palabras y un abrazo fuerte, entrañable. Y de reojo, detuvo su mirada en un cuadro a un costado del féretro, con la imagen de este personaje vestido de corto, jugando básquet en un partido Sub 70.

A la capilla también acudieron Andrés Vallejo, exalcalde de Quito; los periodistas Jorge Ortiz, Benjamín Ortiz, Carlos Jaramillo, Patricio Torres, Ernesto Fonseca, Víctor Vizuete…

Un arreglo floral tenía una tarjeta con escudo dorado del Ecuador. Era el tributo del presidente Lenín Moreno al destacado periodista.

La velación y la ceremonia religiosa del sepelio de Jorge Ribadaneira tuvieron lugar en el Camposanto Jardines del Valle, en Sangolquí.

La velación y la ceremonia religiosa del sepelio de Jorge Ribadaneira tuvieron lugar en el Camposanto Jardines del Valle, en Sangolquí.

Y en ese ambiente de emociones, Jorge Ortiz dijo de su tocayo: “Es difícil encontrar un periodista con su versatilidad”.

“En EL COMERCIO escribía los editoriales, armaba la primera página, era
corresponsal… se las arreglaba para hacer todo y con una precisión impresionante”. También “fue un hombre sencillo, afable, cordial, simpático, siempre chistoso y ocurrido, serio, profundo, instruido y de una enorme calidez humana”.

En la primera fila de las sillas, los hermanos de Jorgito recordaron las muchas anécdotas con su ñaño mayor. Francisco Ribadeneira contó, por ejemplo, que fundó la dinastía de los hermanos jugadores de básquet de La Salle.

“Como nos quedamos huérfanos de padre, él nos ayudó a formarnos, nos enseñó muchas cosas que nos sirvieron en la vida”, contó, con un nudo en la garganta.

Desde que recuerda, cada 28 de diciembre Jorgito hacía tremendas inocentadas. Fue una bendición tener a un hermano mayor de ese calado, dijo antes que sus emociones se hicieran agua.

La misa final fue a las 13:00. Más figuras llegaban a presentar sus respetos al gran maestro: Carlos Mantilla (director de EL COMERCIO), Gonzalo Ruiz, Polibio Córdova, Marcelo Merlo, Odila Sosa, Rolando Vera, Franklin Tenorio..

Así, en medio de su familia y de tanta gente que lo quiso, el último adiós llegó.