Levantan datos en albergues
Sin recuerdos claros, sin identidad, sin un destino definido. Esta es la realidad de albergados en centros de acogida en Quito y el país: son unos 160 sitios. En el caso de la urbe, hay 75 establecimientos de ayuda y en 15 de estos se identificaron personas de las que se desconocía su identidad, los “me llaman”.
Como parte del programa de búsqueda de personas desaparecidas, desde entidades públicas, como el Ministerio del Interior, se emprendió un levantamiento de datos en dichos lugares. La tarea empezó en Quito, van cuatro: Albergue San Juan de Dios, Hogar Corazón de María, San Vicente de Paúl y Centro de Referencia de Conocoto.
En esos establecimientos encontraron 61 personas que forman parte de los “me llaman”: llegan a los establecimientos, generalmente con discapacidad intelectual y sin documentos, y se les da un nombre.
Tomás Guayasamín, director de prevención de Trata y Tráfico de Migrantes, apunta que para el levantamiento de la información acude un equipo con expertos del Ministerio de Inclusión Económica y Social, Fiscalía, Registro Civil y Servicio Forense.
De los 61 registrados, dos tenían características similares a personas reportadas. Finalmente, no fueron. Otra, se ubicó a la familia y no se hicieron cargo.
En el proceso se creó un aplicativo (disponible para android): Desaparecidos Ecuador. Se puede ver los rostros de los reportados como desaparecidos: foto, nombres, características...
De entrada, el personal de los centros puede revisar si quien llega está en la lista. De no ser así, luego de registrarse, puede tomar la foto de la persona y colgar datos con los que cuente.
Y en septiembre se lanzó la página web Desaparecidos Ecuador, también está la lista de reportados y la opción ‘Sé algo de esta persona’. Llena un formulario.
En esta página hay rostros de fallecidos NN, apunta el mayor Carlos Perugachi, jefe del Departamento de Planificación del Laboratorio de Criminalística. Con la tecnología se hizo una composición de rostros, por el grado de descomposición. El objetivo, señala Guayasamín, es que las imágenes se difundan y los rostros de los desaparecidos penetren en el imaginario de la gente.
