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27 de junio de 2017 09:21

¿Adónde va el loquito de la calle?

En el San Juan de Dios han acogido a personas con trastornos mentales. Foto: Archivo / ÚN

En el San Juan de Dios han acogido a personas con trastornos mentales. Foto: Archivo / ÚN

Redacción Últimas Noticias


Con su aspecto deteriorado, a veces sin un rumbo aparente y con la calle como hogar. Así es como, a diario, deambulan personas con trastornos mentales por las vías de Quito. Para estas sí hay una salida y sitios encaminados a su atención.

Ese fue el caso de Leonardo, como lo bautizaron al llegar al Albergue San Juan de Dios. Por años, con su rostro cubierto de tierra y una abundante barba, caminó por las calles del Centro. Este mes, desnudo, abrigado únicamente por una funda plástica, fue recogido por el personal de la institución. Han pasado cerca de dos semanas de su llegada y aún no pronuncia palabra. Se aferra a su cama y solo alcanza a sonreír, con la mirada perdida.

Otra atención

De las 50 personas que se encuentran en calidad de internos en el San Juan de Dios, 40 presentan un trastorno mental, apuntan en el área de Trabajo Social.
Para el hermano Francisco Manzano, uno de los encargados, es necesario tener opciones para esas personas, pues pese a que en el albergue las atienden, no es un centro psiquiátrico.

Desde hoy 27 de junio del 2017, en el albergue recibirán la visita de los especialistas del Centro Ambulatorio San Lázaro, dedicado a atender personas con enfermedades mentales, cuya sede está en la Ambato y Barahona. El director del Centro, Mauricio Marchán, dijo que un equipo de expertos irá una vez al mes al albergue.

Trastornos psicóticos -como esquizofrenia- dependientes crónicos a distintas drogas y retardo mental son las situaciones más frecuentes. La psiquiatra Claudia Chávez, del San Lázaro, explica que gran parte de las personas que están en situación de mendicidad padece algún tipo de trastorno mental.

Y hay una problemática latente: familias de hasta cuatro generaciones en situación de mendicidad. En las generaciones más jóvenes hay un mayor deterioro del proceso cognitivo.

El Hermano Francisco apunta a que el cierre del San Lázaro como hospital, donde había pacientes ingresados, fue una desventaja para las personas con estos trastornos.

No es que los pacientes que estaban internados ahí se fueron a la calle. En el establecimiento de salud explican que fueron derivados a otros centros o reinsertados en sus familias.

En el primer grupo estaban 53 pacientes crónicos y fueron al Hospital Julio Endara y al del Adulto Mayor. En el segundo, seis y, asegura Chávez, se les ha dado seguimiento.

Más opciones

La Unidad Patronato San José cuenta con las unidades municipales de salud, adonde llevan a las personas con experiencia de vida en calle. Ahí concuerdan con el Hermano Francisco en la apreciación de que el cambio de modalidad de atención del San Lázaro, a ser un centro ambulatorio, pudo haber influido en un mayor número de personas con enfermedades mentales en las calles de Quito.

Chávez explica que encerrar a los pacientes no es la solución, lo que buscan es entablar un proceso con la familia. Cuando no hay parientes, se ponen en acción otras instituciones, como el MIES. Y, si no, además del Julio Endara hay convenios con centros privados. Pero no para que estén de largo, como ocurría antes.