placeholder
Las Últimas
4 de marzo de 2021 17:43

Lorena, la dura de la recolección

Lorena Velasco tiene 45 años. Ahora cubre rutas en el Centro de Quito. Foto: cortesía de Emaseo

Lorena Velasco tiene 45 años. Ahora cubre rutas en el Centro de Quito. Foto: cortesía de Emaseo

Betty Beltrán
(I)

Desde guambra sabía lo que quería ser. A sus 45 años, Lorena Velasco es la única mujer que maneja esos enormes carros que pasan por los barrios recogiendo la basura. Su oficio le viene de herencia, pues sus padres también pertenecieron a la Empresa Metropolitana de Aseo (Emaseo).

Todo comenzó hace 12 años, cuando esta quiteña de cepa comenzó barriendo las calles en la Administración Zonal Los Chillos, tal cual lo hizo su madre hace algún tiempo. “Llueva, truene o relampaguee”, Lorena cumplía su jornada entre las 07:00 y las 15:00. Para llegar a tiempo, debía madrugar desde su hogar, ubicado en la Loma de Puengasí (sur-oriente).

Quería ir más allá. Así que perfeccionó su manejo porque aspiraba conseguir un puesto como el que tuvo su padre: conductor de carros de recolección. Él fue su espejo y le ayudó a conseguirlo. Logró ser bachiller y luego sacó las tres licencias que tiene: B (sportman), C (profesional) y E (manejo de vehículos pesados, carga frontal y mulas).

Con la seguridad de contar con todas las de ley, aplicó para el acceso y, dice convencida, “gracias a Dios la empresa se caracteriza por dar oportunidades a las mujeres…”. Justo hace dos años, por el Día de la Mujer, obtuvo el puesto porque, tras el curso respectivo, alcanzó la nota necesaria.

Los comienzos le costaron muelas. Lorena empezó con una ruta bien al norte de su hogar, por La Roldós. Encima, a veces los vecinos la criticaban feo, se ganaba hasta un “¡carishina!”; pero nada logró disminuir su autoestima y en eso influyó mucho el reconocimiento de sus dos hijos (la mujer de 26 años y el varón de 18).

Como nada es eterno, hace poco la cambiaron de recorrido. Ahora hace la ruta del Centro Histórico y pertenece al grupo La Briceño; labora de 06:00 a 14:00, de lunes a sábado. Saltando un fin de semana, también lo hace los domingos.

En el día a día no faltan los sustos. El más frecuente se da con respecto al manejo de esta tremenda mole. Por eso tiene que calcular los espacios. Sus compañeros de jornada son sus ojos para indicarle las maniobras que debe hacer para pasar sin rozar paredes.

Otro cantar es cuando el vehículo da señales de que algo le pasa. En esos temas mecánicos su asesor es su hermano, quien también maneja una unidad de recolección de basura, y sus compañeros de mayor confianza. El problema más frecuente es con la temperatura del vehículo, también con la tapa del radiador o las mangueras.

Lorena siempre lleva un uniforme que tiene las señales del arduo trabajo, al igual que sus manos. Están tan llenas de callos que sus hijos le comentan que se parecen a las de un hombre de la construcción. Pero ella les responde: “son manos trabajadoras”.

Con el tiempo y las aguas, su próximo paso será lograr el puesto de operadora, donde pueda manejar tractores, camas bajas (aquellos de carga de contenedores) o barredoras. Para eso necesita la licencia tipo G. Y como es una mujer aguerrida, se plantea conseguirla en un tiempo no muy lejano.