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7 de febrero de 2020 08:59

El médico del IESS va a su casa

Henry Canchi fue a una atención a domicilio. Deben llegar máximo en 45 minutos. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Henry Canchi fue a una atención a domicilio. Deben llegar máximo en 45 minutos. Fotos: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Hace algunos días que el dolor de la ingle no le dejaba ni caminar, así que a Cecilia Jaramillo no le tocó más que pedir a su hijita que le sacara turno en el IESS. Allí se enteró que había un nuevo servicio de atención preferencial para las personas mayores de 65 años y menores de 5.

Así que ayer, 6 de febrero del 2020, ella misma, a las 10:10, marcó el número 140 del ‘call center’ del IESS. Al otro lado le respondió Steven Herrera, uno de los 450 teleoperadores que manejan la agenda de turnos de la entidad a escala nacional.

Mónica Valencia, supervisora general, contó que el teleoperador valida la edad y solo ahí se le pregunta si vive en Quito y en qué sector. Si está dentro del perímetro donde hay este servicio, la llamada se transfiere a Médico a Domicilio.

Este servicio se da en la mayor parte de Quito. Al norte llega hasta Calderón y Carapungo; al oriente hasta Tumbaco, Cumbayá y Los Chillos y al sur hasta Chillogallo. Más allá de esos sectores se implantará en breve, ofreció Mauricio Espinel, director nacional del Seguro de Salud Individual y Familiar del IESS.

Dijo que en dos meses, Médico a Domicilio estará funcionando en Guayaquil, Manta, Portoviejo y Cuenca. 80% de los beneficiarios del IESS está en ciudades grandes.

Una vez validado aquel primer paso, el pedido de atención llega al ‘call center’ de la empresa Homecare Med. Enseguida, el personal que presta el servicio de médico a domicilio llama al paciente del IESS y le pide la dirección para enviarle, máximo en 45 minutos, al facultativo a su casa. Antes le preguntan la sintomatología.

A las 10:50, el médico Henry Canchi llegó a la casa de doña Cecilia. Apareció con un botiquín de mano, allí llevaba analgésicos, sueros, antiinflamatorios… Ya dentro del departamento, la paciente le recibió con una gran sonrisa.

Sentados en los sillones de la sala, el médico le pidió la cédula y le dijo: “Cuénteme, señora, qué tiene”. Doña Cecilia le indicó, con santo y seña, sobre un dolor en la ingle que “cuando hacen bulla se despierta”.

Cecilia Jaramillo y el doctor Canchi, en la sala de ella. Ahí se inició la atención médica.

Cecilia Jaramillo y el doctor Canchi, en la sala de ella. Ahí se inició la atención médica.

Y las preguntas no cesaron, mientras el facultativo llenaba un formulario de dos hojas. “Es un dolor que estorba, pero igual camino”, insistió la señora. Luego habló el especialista: “Vamos a revisarla”. Y se dirigieron al dormitorio.

Tras tomarle los signos vitales, le pidió que respirara con la boca abierta. Su corazón y sus pulmones están muy bien, acotó Canchi. “Qué lindo”, dijo la mujer y aplaudió. Con solo verle al doctor su dolor se aplacó, pero le dejó analgésicos.

Esta atención en casa cuesta, según Espinel, USD 30 al IESS, mientras que si se atiende en el Carlos Andrade Marín tiene un costo de 280, porque es un hospital de tercer nivel y se usa harta tecnología y especialistas. Los valores bajan si se atiende en el Hospital San Francisco (150), Dispensario El Batán (80).

La ventaja no es solo monetaria. Según Canchi, esta atención es una bendición para quienes no pueden movilizarse o no tienen un familiar que les acompañe.
Evita contagios de virus que el paciente puede adquirir si va a un hospital.

Por Dios, no estarán jugando con el servicio. Según Espinel, en las pruebas hubo 300 chistosos que solicitaron el servicio y al momento que llegó el médico a la casa salieron con que era para ver si hablaban en serio. Otros 100 llamaron, pero no estaban en casa.

A quien use mal el servicio no se lo darán. Oirá.