placeholder
Las Últimas
4 de septiembre de 2020 19:04

Una miel donde hay mucho rezo

El alimento de las abejas se prepara con azúcar, miel, vinagre y vitaminas. Foto: cortesía

El alimento de las abejas se prepara con azúcar, miel, vinagre y vitaminas. Foto: cortesía

Betty Beltrán (I)

¿Cómo un sacerdote anda metido en la producción de miel pura de abeja? El relato es así,:resulta que a sus 19 años, cuando era seminarista, Leonardo Merino se vinculó con dos apicultores de cepa: Ángel y César Acero, de Zámbiza. Ellos le enseñaron los secretos de esta actividad.

Empezó ayudándoles a cosechar el producto en San José de Cocotoc y como parte de pago le regalaban miel, así que él la comercializaba para sustentar sus estudios en la Universidad Católica, cuenta el padre Leo, actual párroco de Nayón.

Esa afición creció cuando, ejerciendo su sacerdocio en Australia, observó que las mujeres de aquellos lares eran quienes manejaban la apicultura. Lo hacían con solvencia, pues cada una poseía entre 1 000 y 3 000 colmenas, e incluso tenían sus propias empresas y avionetas para trasladarlas de lado a otro.

Cuando regresó al país, por el 2011, decidió tener su colmena y actualmente comercializa una de las mieles de abeja más puras de la zona, dice con orgullo, Con eso también sustenta al santuario Santa Ana de Nayón, más ahora que está sin fieles y sin limosnas por el tema de la pandemia.

Al inicio tuvo seis colmenas, en Nayón. Actualmente maneja 84 en dos apiarios (conjunto de colmenas) ubicados en el Seminario Mayor de La Armenia y en la Ruta Viva; cada una tiene entre 80 mil abejas.

Su misión: cuidarlas y ayudar al ecosistema, reitera. En el país hay un promedio de 1 400 apicultores y unas 15 800 colmenas. Y se emociona porque están apareciendo más jóvenes en este mundo. ¿Cuántos religiosos? Él es ‘chullita’ en Quito, y otro por San Gabriel (Carchi).

Mucha gente le conoce al padrecito Leo, pues se caracteriza por vender la ‘Miel del convento’, como así se llama, a bajos precios: los 1 000 gramos (casi un litro) en USD 12, incluso hay envases de hasta USD 2,50. Y en el tiempo más álgido del covid-19 estuvo mano suelta, pues regalaba el producto a todo el que aparecía por su parroquia.

Sus compradores también dan fe de la alta calidad de esta miel ecológica, y eso se debe -asegura el padre- al buen alimento que les da: un preparado de un kilo de azúcar y un litro de agua, más vinagre y un complejo vitamínico.

También hay que darles cariño, una palmada a cada colmena. No son agresivas y algunas que son bien productivas; entre las italianas y las nacionales, él se queda con las locales porque son bien trabajadoras, afirma.

Aquello, confiesa, depende de la floración del eucalipto, aguacate y guabo que, en algunas zonas del Distrito, va entre junio y septiembre. Y cuando no hay esa floración, las colmenas se las traslada a otros lugares; por ejemplo, a Latacunga, Pujilí… Solo así, pueden tener cosecha varias veces al año.

Se lamenta que últimamente los robos a las colmenas aumentaron y los ladrones, afirma, no solo se llevan a las abejas sino que también las queman y les dan veneno para sustraerse la pura miel. Por eso hay que tenerlas muchos cuidados y colocó chip en las colmenas.

Cada 15 días visita sus apiarios y siempre va con un acompañante, no ve que las abejas son un poco bravitas y, menos pensado, pican nomás. Su arma es el ahumador y un buen rezo antes de cosechar la ‘Miel del convento’.