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13 de abril de 2020 11:07

Misas de exequias también son ‘online’

David de La Torre, obispo auxiliar de Quito, en una misa de exequias por videoconferencia

David de La Torre, obispo auxiliar de Quito, en una misa de exequias por videoconferencia. Foto: Cortesía

Betty Beltrán

Tres o cuatro asistentes. No hay más deudos reu­nidos en la funeraria para despedir a su difunto; de ahí que, los entierros de estos tiempos son actos en solitario. A veces, ni una misa se oficia en su memoria.

Los hábitos del rito funerario han cambiado totalmente a raíz de esta pandemia del covid-19. Todo para evitar el contagio, acatando las normas de aislamiento social para frenar este mal, menciona Wilson Ruales, párroco de Nuestra Señora de Fátima de Andalucía, también capellán del camposanto Monteolivo.

En todo el Distrito Metropolitano de Quito debe haber alrededor de 25 sacerdotes que tienen la misión de impartir, en las funerarias, la misa de despedida a los difuntos. Esos cargos de capellán los entrega el Arzobispo de la Arquidiócesis de la ciudad.

Esos curitas incluso están en los hospitales. Y pese a la emergencia sanitaria, algunos siguen en sus puestos, dando la bendición a los más enfermos. “Porque los sacerdotes no se pueden guardar, deben actuar con prudencia y responder pastoralmente”, indica monseñor René Coba, secretario General de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

Son tiempos de incertidumbre y de gran congoja, de tal suerte que “la mayoría de muertitos no tiene esa última misa”, confirma el padre Wilson. Por eso se idearon las celebraciones ‘online’.

En su caso particular, la celebra desde su iglesia Nuestra Señora de Fátima de Andalucía. Y desde allí transmite para Monteolivo, a través de una plataforma de la funeraria para los deudos que están en la sala. Suelen ser exclusivamente para la misa de cuerpo presente o llamada de exequias.

La misa tiene sus partes y no se ha reducido; la ceremonia dura unos 40 minutos. Lo único que no se puede hacer es rociar el ataúd con agua bendita. Aquellas misas para aniversario o del mes del fallecimiento están suspendidas hasta que pase esta emergencia sanitaria.

Los obispos han pedido a sus sacerdotes que juzguen cada caso y den una respuesta pastoral. Así que en la parroquia San Pedro de Cumbayá, su vicario Ángel Tapia ofició una misa a través de la plataforma de videoconferencias Zoom y juntó así a varios familiares del fallecido, de Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato…

¿Qué pasa si el difunto no tiene su última misa? Nada, dice el padre Wilson, “porque el muertito se acoge a la misericordia de Dios, pero sí afecta al sentimiento de los familiares, porque no pueden dar una despedida digna y cristiana al familiar”.

Sin embargo, monseñor Coba agrega que “todos los sacerdotes tienen la obligación, en la misa diaria que celebra, pedir por las personas que han fallecido ese día”. Por lo tanto, “cada familia católica debe estar tranquila y recordar que el Papa pidió a todos los sacerdotes que den una absolución general sobre todo a los hospitales y a las personas que están en terapia intensiva”.

Y dice más: “la Pasión de Cristo, en estos momentos, es más real. Ahí está Cristo sufriendo, muriendo, pero también resucitando. Las víctimas de este mal son los mártires que se van derechito al cielo…”.

Ante esta situación, monseñor Coba señala que “es hora de ejercer nuestro sacerdocio como bautizados. En un asunto como estos, si no hay un sacerdote, el cristiano debe hacer una oración, bendecir el agua, rezar un salmo y dar su bendición al difunto…”.