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11 de abril de 2017 11:32

A Munúa se le agota el discurso

Jonathan González avanza ante la marca de Ronaldo Jhonson, en el estadio de Ponciano. Foto: Galo Paguay / ÚN

Jonathan González avanza ante la marca de Ronaldo Jhonson, en el estadio de Ponciano. Foto: Galo Paguay / ÚN

Pablo Campos

Hay tanto estrés y ansiedad en Liga por conseguir resultados. Se nota en el discurso de sus dirigentes, en el silencio que reina en el estadio cuando el rival les hace goles y en la poca reacción del equipo en la cancha cuando la cosa va mal.

A la ‘U’ le costó muelas ponerse en ventaja ayer ante Deportivo Cuenca con el gol de Hernán Barcos, el único jugador con jerarquía y forma futbolística en su plantilla. Por eso, cuando la ventaja se perdió con el empate del delantero del Cuenca, Diego Avila, ya no hubo fuerzas para sobreponerse, para cambiar la suerte del partido.

Ayer 10 de abril del 2017, Liga volvió a mostrar tibiezas, falencias de partidos pasados. De poco han servido las largas jornadas de prácticas y sin juegos de las últimas semanas, cuando los albos no jugaron por el aplazamiento de su duelo ante Barcelona y luego por las votaciones.

Liga sigue siendo ese equipo de esfuerzos individuales, incapaz de sostener la pelota por largo tiempo para acercarse al arco contrario. A los jugadores, el esférico les quema en los pies y por eso, en muchos momentos optan por el juego directo, por el pelotazo largo hacia el pobre Barcos, que vive corriendo y haciendo diagonales.

Con el empate (1-1), los albos tienen siete puntos y un juego menos (el diferido ante Barcelona). En Casa Blanca solo han ganado una vez. Los tiempos de gloria se ven en color sepia.