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19 de julio de 2018 08:52

Músicos de altura en el centro de Quito

La Sociedad de Ciegos de Pichincha Louis Braille tiene entre sus miembros músicos profesionales. Foto: Ana Guerrero / ÚN

La Sociedad de Ciegos de Pichincha Louis Braille tiene entre sus miembros músicos profesionales. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

Solo basta con decirles que interpreten una canción y ellos se mandan todo el repertorio. Son los artistas de la Sociedad de Ciegos de Pichincha Louis Braille.

Piano, batería, acordeón, congas, canto, a todo le entran. Y no vaya a creer que así nomás, son profesionales. José Montenegro, Jaime Proaño y Vinicio Estrada son tres claras muestras de ese profesionalismo.

Como cuentan, desde pequeños se formaron en el Instituto Mariana de Jesús y ahora tocan en distintos grupos. Y cuando alguien pide músicos en la Sociedad (Flores y Espejo), de una arman el repertorio.

Jaime Proaño, de 62 años, es el duro del piano y fue profesor de música en el Colegio Simón Bolívar, donde dirigió el coro. Su discapacidad es por glaucoma y desde pequeño fue perdiendo la visión.

Además de tremendo músico siempre fue buen mate. Con decirle que estuvo becado en la secundaria y también en la Universidad Católica del Ecuador.

Este pianista es parte de la agrupación La Rondalia. Es el único integrante con alguna discapacidad. Toca en cualquier ocasión, desde misas, pasando por bodas hasta sesiones solemnes.

Otro de los músicos tucos de la Sociedad es Vinicio Estrada, ya mismo cumple 63 años y toca todo lo que tenga teclas. Eso sí, su instrumento consentido es el acordeón y sí que le saca el jugo en las presentaciones. Ni se diga a la hora de grabar en el estudio de la Sociedad del centro.

Tienen un establecimiento bien equipado. No solo graban los músicos socios, también alquilan a particulares a un cómodo precio: USD 30 la hora.

Vinicio, siempre bien elegante, recuerda su trayectoria. Al igual que Jaime, él empezó en el plantel Santa Mariana de Jesús. Luego culminó la secundaria en el Luis A. Martínez y cursó los estudios superiores en la Universidad Central. Ahí no queda su formación, pues se graduó en el Conservatorio Nacional, en un programa especial.

El acordeonista forma parte de la Sociedad desde hace 18 años. En total son 40 miembros.

Vinicio, quien dirige el coro de la Edad de Oro de la Casa de la Cultura, comenta que además de estar siempre bien ensayados y entonados para los contratos musicales, están gustosos de enseñar su arte a los interesados.

Por un valor que “sería simbólico” le dan lecciones con santo y seña. Tiene profes de instrumentos para escoger.

Y la Sociedad, como dice Vinicio, tiene su propia “estrellita de Navidad”. Se refiere a José, el presidente de la organización. Es que vaya viendo: canta, toca el piano, percusión, acordeón, mánager y, encima, es dirigente.

José grabó su primer disco a los 15 años y recién nomás está con una nueva producción. Es parte del Quinteto América.

Así que ya sabe el destino cuando requiera una agrupación para amenizar una ocasión especial. Usted solo pide y le arman el repertorio. Por ejemplo, para una sesión solemne le cobran unos USD 150. Puede ir a la sede de la Sociedad o llamar al 295 0969.

En esa misma casa, donde la música nace cada día, los tres artistas recuerdan que en la segunda mitad de los 70 era un punto de encuentro de músicos de todo género. Y desde el balcón era infaltable la Serenata para festejar a Quito.