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8 de enero de 2018 06:42

El Niño se paseó por el centro

El pase del Niño inició en la calle Benalcázar, siguió por la Rocafuerte y la Venezuela y finalizó en la García Moreno. Foto: Paúl Rivas / ÚN

El pase del Niño inició en la calle Benalcázar, siguió por la Rocafuerte y la Venezuela y finalizó en la García Moreno. Foto: Paúl Rivas / ÚN

Andrés García

Fue una fiesta en honor al Niño Jesús. Hubo música de varias bandas de pueblo, danzas, ofrendas, amorfinos. Y, por supuesto, cientos de creyentes. Se trata del tradicional pase del Niño que la Fundación Iglesia de La Compañía organizó por quinto año consecutivo en el Centro Histórico.

Más de 1 500 personas participaron en este acto religioso, que forma parte de la Fiesta de Reyes. El punto de partida de la procesión fue la Capilla del Milagro, ubicada sobre la calle Benalcázar.

Desde ahí, Rubén Coronel encabezó el desfile con un colorido pesebre que llamó la atención de propios y extraños. La razón: en lugar de colocar una figura representativa de Jesús, en el pesebre desfiló el pequeño Mateo Coronel, luciendo un traje típico de la Sierra ecuatoriana. “Es la primera vez que participo junto con mi esposa y también nos acompaña mi hijo”, señaló el padre del infante.

Cerca de ahí, Mercedes Núñez, de 75 años de edad, avanzó con una urna que contenía una figura pequeña del Niño Jesús.

Para la adulta mayor, es una verdadera joya familiar, ya que fue un obsequio de su bisabuela. “La imagen es del siglo XVIII. Desde que organizan este pase del Niño siempre lo saco porque es milagroso”, dijo la creyente.

Más de 10 colegios del Centro Histórico y también varios estudiantes de la Pontificia Universidad Católica protagonizaron las coloridas comparsas del desfile. Así lo señaló Diego Santander, director de la Fundación Iglesia de La Compañía de Jesús.

Rafael Camino, director del Ballet Jacchigua, dijo que el evento permitió recuperar las tradiciones de los pueblos indígenas. Es por eso que a lo largo de la caravana se pudo observar a varios personajes tradicionales como capariches, caporales, payasos e incluso montubios.

De hecho, uno de los trajes que más llamó la atención fue el de Andrés Ayala, que representó a un danzante de Píllaro. “Es una linda tradición de nuestra ciudad que se debe mantener”, comentó.