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21 de noviembre de 2016 12:11

La palabra, su arma letal

El tercer curso de negociadores se realizó en Quito; el cuarto será en junio del próximo año. Foto: Cortesía GIR

El tercer curso de negociadores se realizó en Quito; el cuarto será en junio del próximo año. Foto: Cortesía GIR

Betty Beltrán

Son policías, pero no cualquier policía. Son los especialistas en usar la comunicación psicológica. La idea: derrotar a los delincuentes con la palabra.

Los negociadores de la Policía Nacional son 35 en todo el país y se encargan de la primera intervención en una crisis. Santiago Subía, capital del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), participó en el segundo curso de negociadores en situaciones de crisis y dice que la fortaleza de ese grupo es su preparación psicológica.

Así que no cualquiera ingresa, antes deben rendir pruebas para medir la tolerancia, su nivel de escucha, el sentido de análisis, la persuasión, la habilidad comunicacional, la creatividad, el autocontrol emocional...

¿También aprender a ser extrovertido? Deben ser excelentes verbalizadores, pero también ser el mejor escucha. Y jamás mentir; tampoco ofrecer el oro y el moro.
Es por esa razón que las personas que se anotan en el curso de negociadores no siempre logran ‘licenciarse’. O sea, la mayoría alcanza el diploma de asistencia, pero no el de negociador.

Durante la capacitación se imparten conocimientos de psicología criminal, suicidología, personalidades y conducta, procedimientos en negociación.

Con todos estos conocimientos, los miembros policiales están preparados para que la negociación sea la principal alternativa táctica para solucionar una posible toma de rehenes, secuestros extorsivos, suicidios, sujetos parapetados (personas que ingresan a un domicilio y no quieren salir por nada del mundo), tirador activo, amotinamientos carcelarios, entre otros. Lo más duro del curso es la práctica, pues ahí existen sesiones reales.

Subía comenta que para el próximo año se estudia la posibilidad de que todos los policías nacionales del país tengan a la mano el manual del primer interventor y pueda manejar la primera instancia de una crisis (desde un accidente de tránsito hasta un amotinamiento).

Hay varias reglas de oro que no deben olvidar. Por ejemplo, estar a rostro descubierto para lograr la entera confianza de la persona con quien conversarán.
¡Ah, no deben usar uniforme! Eso sí, las prendas deben ser de color verde oscuro, para ofrecer tranquilidad a su interlocutor; jamás ponerse el rojo.