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19 de septiembre de 2019 09:49

Las partidas de Eugenio Espejo están en ruinas

Nely Peralta, restauradora, con los dos libros. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Nely Peralta, restauradora, con los dos libros. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Los libros donde están las partidas de bautizo y de defunción de Eugenio Espejo están en ruinas, de ahí que los curitas de El Sagrario pidieron auxilio a una de las más duchas en la restauración de bienes patrimoniales, Nely Peralta.

Más se demoraron en decirle que, por Dios, ayude, que ella en aceptar ese reto de rescatar aquellas joyas patrimoniales. No solo eso, de paso se rehabilitaría todo el archivo del templo. La voluntad está ahí, ahora solo falta el cushqui.

Así que ojalá algún comedido dé una mano para formar el equipo técnico que se requiere para arrancar, a la voz de ya, con el proyecto de rescatar esos documentos del olvido.

Entre hoja y hoja de los más de 500 libros que se guardan en el templo, debe haber maravillas, admite la restauradora de bienes patrimoniales y especialista en recuperar obras de papel. Al menos ya se tienen ubicadas las partidas de bautizo del ‘Duende’ Espejo (21 de febrero de 1747) y la de defunción (27 de diciembre de 1798).

Tres días enteros le demoró a Peralta encontrar esos dos tesoros. Una vez ubicados, buscó una lupa y se puso a leer, con santa paciencia, lo que decía en el papel.

En la de bautizo reza: “En Quito a 21 de febrero de 1747 de licencia parroquial bauticé al óleo y crismas a Eugenio Santa, hijo legítimo de Luis de la Cruz y Espejo y de Catalina Aldaz. Fue madrina doña Nicolasa Gutiérrez Pinto…”. Luego aparece la firma del clérigo Pedro Valarezo.

El ejemplar en mención, en donde se registraron los bautizos de españoles desde 1745 hasta 1793, está en mal estado, tiene una resequedad muy grande del pergamino, incluso está con deformaciones y las hojas muy sucias. Los bordes están con faltantes y doblados.

Todo el ejemplar tiene 348 hojas y la partida de bautizo de Espejo está en la 71, y contiene unas 10 líneas. La letra es a tinta, manuscrita en mayúsculas y minúsculas. El libro se cierra con un guato de piel de cordero, en muy malas condiciones.

Igual de deteriorado, o quizá más, está el volumen en el cual se inscribió la partida de defunción del prócer de la independencia (página 147). A lo largo de 180 páginas se registraron a los indios, de ahí que en la primera hoja se lee: Libro de muertos donde se anota a mestizos, indios, montañeses, negros, mulatos, desde 1767 a 1800.

Una vez localizadas las dos partidas, de ahora en más se revisará -página por página- el resto de libros para ver que no falte ninguna. Y en esa primera inspección, con toda seguridad, se encontrarán maravillas, asegura Peralta.

Por ejemplo, las partidas de hartos próceres de la independencia y de personajes relevantes de la historia nacional. Como son 500 libros, ese trabajo se prolongaría siquiera hasta fin de este año y eso trabajando con un grupo de cuatro o cinco personas.

Ese cronograma se cumplirá, agrega la especialista, si hay la fortuna de que le asignen los fondos que al momento se gestionan por aquí y por allá. Ahora solo se reza para que las autoridades apoyen este proyecto porque allí está “nuestra historia real, sin cambios. Son registros originales y por eso son tan valiosos”. Eso es la identidad.