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10 de diciembre de 2020 11:21

Pesebres famosos, sin guaraguas

Ya se arma el pesebre de la iglesia de San Sebastián, en el Centro Histórico. Foto: cortesía de la parroquia de San Sebastián

Ya se arma el pesebre de la iglesia de San Sebastián, en el Centro Histórico. Foto: cortesía de la parroquia de San Sebastián

Betty Beltrán. (I)

Lo pensaron dos veces antes de hacer el pesebre de este 2020. Al final, decidieron montarlo volviendo a la esencia, sin poner tantos ananáis, reciclando elementos de años anteriores, dicen los sacerdotes de los tres templos donde, año tras año, se hacían los pesebres más grandes de Quito.

En Sangolquí, en el valle de Los Chillos, se apostó por volver al nacimiento tradicional; en La Floresta, en el norte, optaron por echar mano a las imágenes de dimensiones menores; y en San Sebastián, del Centro de la urbe, se apeló a las piezas de años anteriores.

Uno de los más deslumbrantes siempre era el de la parroquia San Juan Bautista (Sangolquí), pues su belén era de 120 metros cuadrados; el año pasado la alegoría fue de los colibríes y el 2018, de la mazorca de maíz. Este año, solo habrá una casa y las esculturas de la Sagrada Familia.

“Para que más”, asegura el sacerdote Juan Miguel Cajamarca, párroco del lugar. Desde ayer comenzaron con el montaje, primero poniendo unas telas blancas en pleno altar mayor; luego la vivienda de tres metros confeccionada con madera y esponjas.

De allí, con la mayor sencillez del caso, se colocarán al Niño, José, María y los tres reyes magos, todos de dimensiones modestas. Además una que otra planta alrededor del belén para darle un aire de naturaleza.

El sacerdote Cajamarca está convencido de que “es hora de volver a lo principal de lo que es la Navidad”. Agrega que “la pandemia del covid-19 nos ha enseñado a ver lo fundamental: la vida y la familia”.

Todo el montaje estará listo este domingo, pues el martes 15 de diciembre comenzará su novena. Ese mismo cronograma se maneja en La Floresta; en esta parroquia también se hacían enormes pesebres, pero el de esta edición será pequeño, modesto.

El padre Carlos Castillo cuenta que en un primer momento decidieron hacerlo grande y monumental, y traer las imágenes desde San Antonio de Ibarra. Al final se conformaron con las tallas que tenían en el templo, aquellas de 75 centímetros de alto. Y así, con lo que tienen a la mano están armando el tradicional nacimiento.

Lo único que agregarán son unos peces en el río, la señora que lava la ropa, la ciudad de Belén. Más, obviamente, las imágenes de la Sagrada Familia, los reyes magos y los pastorcitos. Todos llevarán mascarillas “para protegerse del covid-19”, acota el religioso.

Como la plata también escasea en la parroquia de San Sebastián, el equipo que se encarga de armar el famoso pesebre le echó mano a las piezas que había confeccionado en años pasados para hacer un “nuevo” belén que pregone la unión del Ecuador.

Todo porque el poco dinero que tiene la parroquia se invertirá en los vecinos más necesitados del sector, dice el padre José Camayo. Apostilla que para el 16 de diciembre tiene previsto ofrecer una cena navideña a los adultos mayores y niños en situación de vulnerabilidad de su sector de influencia.

Así las cosas, se mantuvo las dimensiones del pesebre, que se acostumbra a ponerlo al pie del altar mayor (30 metros cuadrados). Ayer solo faltaba iluminarlo y alistarse para la novena que, en el caso de San Sebastián, comenzará el miércoles 16 de diciembre y con los padrinos cantantes que con bombos y platillos le serenatean al guagua Dios.