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27 de enero de 2021 16:18

Pintando y cantando en la Tola

En la calle León hay una rayuela. Las mesas de trabajo están al aire libre. Foto: cortesía de Mauro Izurieta

En la calle León hay una rayuela. Las mesas de trabajo están al aire libre. Foto: cortesía de Mauro Izurieta

Betty Beltrán. (I)

Bien serios y aburridos solían aparecer, todos los días, algunos guaguas que viven en el barrio Tola Colonial (Centro). Desde que el espacio se ha convertido, desde el pasado octubre, en su zona de juegos y cantos están muy contentos. Allí se desestresan de tanta clase virtual.

El punto de encuentro está en un tramo de la peatonalizada calle León, frente a la casa que fuera de Carlota Jaramillo, ‘Reina de la Canción Nacional’. Allí, en el taller de reciclaje de Mauro Izurieta, se colocan algunas mesas y sillas para que la chiquillada dé rienda suelta a su imaginación.

Esa es la idea, menciona Izurieta, vicepresidente del Comité Pro-mejoras San Blas-Tola Colonial. En la improvisada escuelita de arte al aire libre hacen lo que bien deseen: manualidades, concurso de multiplicar o juegos de rayuela, entre otros. Y así descansan los ojos de las pantallas de celular o computador.

Las actividades van de 16:00 a 19:00, de lunes a viernes. Se eligió ese horario porque a esa hora terminan sus deberes de la escuela y salen a la vía peatonal para desestresarse un rato. Llegan adonde don Mauro, él les desinfecta las manos con alcohol y sus prendas con amonio cuaternario; sienta a tres por mesa. Todos usan mascarilla.

El dirigente les dedica todo su tiempo, porque hace unos meses se quedó sin trabajo. Antes de la pandemia, se dedicaba al arreglo de máquinas copiadoras, junto con un amigo. Y para no estar con los brazos cruzados y hundirse en la ‘depre’, mejor decidió dar una mano a los guambras que también estaban aburridos.

La hijita de don Mauro, Melani Izurieta, le acolita con ese empeño. Y a los guaguas que aún no saben leer, les ayuda con el abecedario; y a los que están pataleando con las matemáticas, hay el concurso de multiplicar con rompecabezas y siempre con juegos.

También meten mano otras vecinas; por ejemplo: Salomé Chávez y Lucía Bucheli. Ellas corren a sacar copias para que los chicos pinten sus mandalas, sus crucigramas o hagan dibujos en hojas de papel bond.

Los usuarios de esta particular escuelita de arte tienen entre 4 y 10 años de edad. El martes es el día en que menos chicos llegan, suelen ir seis guaguas. El viernes van hasta 10. Todos son del sector: de la León a la Chile y desde Don Bosco hasta la Esmeraldas.

Les encanta ir porque en la rayuela, que se pintó en la calle adoquinada, saltan como chivos. Ese juego se diseñó con las donaciones de pintura de algunos moradores del punto; nunca se pide dinero a nadie y cuando mismo no hay los implementos que usan los chicos (papel, cartulina, marcadores…), se vende flan o pastel a la vecindad.

A veces, algún sábado también se divierten por pedido expreso de los chicos, pues aducen estar aburridos y le piden a don Mauro que, por favor, abra el taller para hacer alguna cosa. Y los complace con gusto, porque sabe que es terapia para los niños.

Hay ocasiones, agrega don Mauro, en que los pequeños necesitan un abrazo, una palmadita en el hombro, una palabra de aliento frente a sus problemas… A todos les ponen oído. Y como saben que los niños necesitan ser escuchados, este sábado, entre las 16:00 y 19:00, tres estudiantes de la Facultad de Psicología de la Central estarán en el punto para conversar con los pequeños.

Fabiola Paz, una de las vecinas más antiguas, alaba esta iniciativa y se siente tranquila al saber que este proyecto estará activo hasta que los chicos vuelvan a clases presenciales. Mientras tanto, todos los días se divierten en la León, su calle peatonalizada.