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9 de marzo de 2018 10:46

La Policía atesora sus orígenes

En las calles Cuenca y Mideros, en el Centro de Quito, está el museo de la Policía, donde se guardan documentos valiosos. Foto: Betty Beltrán / ÚN

En las calles Cuenca y Mideros, en el Centro de Quito, está el museo de la Policía, donde se guardan documentos valiosos. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán

Quien pasa por las calles Cuenca y Mideros, en pleno Centro Histórico de Quito, ni se imagina que en aquel edificio de la esquina se guardan documentos y artículos de incalculable valor. Todos dan cuenta de la trayectoria de la Policía Nacional.

Una historia no muy conocida. Por eso se trabaja para repotenciar el museo de la institución que estaba olvidado en el segundo piso de la vieja casona. La idea es sumarlo, desde junio, a la red de museos de la ciudad.

En una segunda fase se arreglará el patio central del inmueble, para instalar antiguos vehículos antimotines; por ejemplo, el trucutú que hacía correr a los universitarios de los 80 y 90. Incluso el primer helicóptero de la ‘poli’.

Ese aparato se compró en 1987, costó 650 millones de sucres y el 50% fue cancelado por los vecinitos de las brigadas barriales del comité de adquisición.

Una vez acomodada la nueva presentación del museo se podrá conocer un sinfín de documentos. Allí está el libro Registrador de Pasaportes de la Intendencia de Policía de Pichincha, de 1899, y en el cual se indica que el indígena no podía caminar solo por la calle. Y si el celador le agarraba, le llevaba preso.
Solo recobraba su libertad cuando su garante (el apoderado) daba la cara y justificaba su presencia en la vía pública. Luego, el indígena regresaba a la haciendo donde laboraba.

Entre las vitrinas del museo se observan valiosas piezas históricas. Allí está el sable y la pistola originales del patrono de la Policía Nacional, general Alberto Enríquez Gallo. En la escuela de Pusuquí se prevé construirle un mausoleo.

También llama la atención los uniformes y los cascos de estilo inglés de la Segunda Guerra Mundial. El general Jorge Villarroel, presidente del Instituto de Estudios Históricos de la Policía Nacional (Inehpol), cuenta que ese cargamento llegó al país en 1952 y los ‘chapitas’ de aquel entonces lo usaron felices.

Agrega que el objetivo de la repotenciación del museo es darle una secuencia histórica. Y con el lanzamiento de un libro de 600 páginas sobre la historia de la Policía, el próximo lunes en el Rancho San Vicente, desvirtuar varios creencias.

El principal, que la ‘Poli’ se creó el 2 de marzo de 1938, una fecha que fue el de la profesionalización de la institución. La fecha de su origen fue en 1846.
Resulta que en aquel año, la Convención Nacional (lo que hoy sería la Asamblea) emitió un decreto y ordenó al Ministerio de lo Interior (actual Ministerio del Interior) formar a la Policía a escala nacional.

Otro ‘verdad’ que se cae con el libro es que el origen de la Policía no fue el sereno, hombre del pueblo que se encargaba de apagar los faroles y dar la hora. Villarroel puntualiza que el personaje solo fue una de las primeras manifestaciones de patrullaje nocturno. No más.