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1 de septiembre de 2022 20:27

Pomasqui, tierra de fe y calor 

Pomasqui es un atractivo turístico muy cerca de Quito
María Alejandra Vélez

Pomasqui es un valle de clima cálido, que forma parte del Distrito Metropolitano de Quito como parroquia rural. Entre sus calles, muchas de ellas adoquinadas, se percibe la alegría entre comerciantes, vecinos y harta tradición.Y ni qué se diga de su variada gastronomía que atrae a propios y visitantes, incluso los domingos.

Jimmy Camacho vive en la parroquia desde hace 24 años, salió de las zonas céntricas en busca de tranquilidad para compartir con su familia. “Me atrajo su naturaleza, su clima, su gastronomía” cuenta con la serenidad propia del lugar.
El fin de semana pasado, por ejemplo, caminaba de lo más tranquilo junto a su pequeña en el parque central, donde varios se conocen entre sí. Y se saben de memoria los atractivos y las tradiciones de su tierra. El Señor del Árbol, dice Jimmy, es uno de ellos: “Para las personas de fe, vengan que él hace milagros”.

Es el patrono de esta zona. Cuentan los vecinos más antiguos que la imagen tiene su origen en una aparición en el tronco de un árbol kishwar (árbol nativo) hace muchos años.

Ocurrió en pleno domingo de ramos. En uno de los tantos árboles andinos de la plaza central apareció la imagen ante los ojos de los primeros moradores, quienes inmediatamente lo tomaron como señal de respeto y admiración.

Actualmente, en la capilla hay una imagen de él tallada por el escultor, Manuel Chili Caspicara.

Pamela Bastidas ha vivido toda su vida en Pomasqui y cuenta que no se mudaría nunca. “El Señor del Árbol es sorprendente, me ha cumplido milagros, le he pedido por la salud de mi familia y he visto su obra”, dice emocionada mientras camina con frutas muy cerca del parque central.

Ella va acompañada de Angélica Sierra, quien coincide en que la tranquilidad del sector no la cambia. “A mí también me ha cumplido milagros, cuando lo voy a visitar me da paz”.

Pero Pomasqui es más que eso. En la parroquia hay una amplia variedad de restaurantes, la Casa Museo, y la más nueva escultura del Señor del Árbol, ubicada en la plaza central, frente a la cual hay una concurrida heladería con sabores nada convencionales.

¿Se imagina un helado de ají, de queso con higo o de machica? Pues allí los tienen. Amparito Cabezas es la propietaria de ese negocio desde hace 23 años. “Vienen a visitar al Señor y van con sus heladitos”, dice y corrobora que la icónica imagen atrae a feligreses de todo el país.

“A mi papá le dio un infarto y mi hermana del miedo salió corriendo a verle al padre en la iglesia. Él vino y mi papá ya salió caminando, fue un milagro y está vivo hasta ahora”, cuenta Cabezas, con devoción.

Así que en estos días de vacaciones que le restan, Pomasqui resulta un destino ideal para los devotos o para quienes buscan sitios para caminar y de paso, comer delicioso.