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19 de abril de 2021 19:45

Quiteños notan un ‘relax’

En La Gasca, la dueña de una tienda se cuida para evitar contagiarse. Foto: Galo Paguay / ÚN

En La Gasca, la dueña de una tienda se cuida para evitar contagiarse. Foto: Galo Paguay / ÚN

Yadira Trujillo Mina
(I)

Hasta las 10:00, los clientes llegan con más frecuencia. Llevan pan, leche y más para el desayuno. Después de esa hora, las compras son ocasionales en la tienda de Susana Piedra, ubicada en la Gaspar de Carvajal y García de León, en el norte de Quito.

La mujer de 64 años cuenta que en su sector la gente se cuida porque hay bastante adulto mayor. “Peor con estas nuevas variantes del covid-19, tratan de no salir mucho”.

A veces pide a los clientes que usen bien la mascarilla. “A veces se ponen bravos”. Pero les explica los peligros y les pide más conciencia.

Susana cuenta que solo dos personas han fallecido en su barrio, gracias a que los responsables son más. Pero por las noticias, sabe que en otros sectores la cosa es distinta y la gente ha dejado de cuidarse.

Hasta este 19 de abril del 2021, domingo, en Pichincha hubo 125 744 casos confirmados de covid-19, el 92% en Quito.

En plena crisis, además se confirmó que la variante londinense ya circula en la ciudad. Es más contagiosa.

Los expertos del Instituto de Microbiología de la U. San Francisco encontraron sus características hasta en un 80% de las muestras de pacientes covid-19 que ­secuenciaron.

Pese al montón de malas noticias, la gente le ha perdido miedo al coronavirus, dice Jesús Japalora, de la peluquería La Excelencia, ubicada en La Mariscal.

Ahí, el sábado 17 de abril por la mañana se atendía a una sola persona. Los trabajadores permanecían alertas a la llegada de clientes, aunque casi nadie transitaba por la avenida Amazonas.

Japalora cree que muchos ven a la vacuna como la salvación, aunque también dice que para llevar el pan al hogar es necesario salir.

Con él coincide Patricio Pachacama, quien conduce un bus de la compañía Latina, que va desde el estadio del Aucas hasta La Floresta. Este sábado, a su unidad se subieron pocos usuarios que buscaban sentarse separados de los demás.

Pero el chofer cuenta que eso no pasa entre semana, en horas pico. “Se acumula mucha gente y es más difícil controlar el aforo”.