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30 de julio de 2018 09:10

No pueden olvidar la explosión

El interior y exterior de la casa donde ocurrió la detonación del artefacto explosivo siguen dañados. Foto: ÚN

El interior y exterior de la casa donde ocurrió la detonación del artefacto explosivo siguen dañados. Foto: ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

Los pedazos de vidrio continuaban ayer, 29 de julio del 2018, sobre la calzada de la calle José Ugarte de la Ciudadela Municipal Santa Ana, ubicada en el sur de Quito. Allí, hace ocho días, se produjo una detonación de explosivos que causó daños materiales en una vivienda.

Los agentes de la Unidad de Inteligencia contra el Delito Trasnacional (Uicct) de la Policía investigaron el hecho y revisaron las cámaras de seguridad. En las grabaciones se observó a un hombre “acercándose hasta la vivienda. Allí, colocó el artefacto compuesto por pólvora comprimida (según se supo después); luego de varios segundos se produjo su detonación”.

El sospechoso - informó la Policía- fue apresado el jueves 26 en San Bartolo, sur de la capital. “Según las primeras investigaciones se trataría de un conflicto entre presuntas pandillas”, aseguraron los agentes.

Él fue llevado por la Policía Judicial hasta el complejo judicial de Quitumbe. El juez dictaminó su detención provisional. Un proceso investigativo se abrió en su contra por supuesto terrorismo.

La mañana de ayer, los moradores estaban aún consternados por lo que pasó. “Se escuchó un estruendo ensordecedor y la gente salió a ver lo que pasaba”, recuerda Ernesto Miño, presidente del Comité de Moradores.

La casa en donde se produjo el ataque con explosivos se encuentra junto al parque Del Cabildo. Ante eso –indicó Miño- la gente del barrio pide que la Unidad de Policía Comunitaria vuelva a funcionar allí. Hace tres años, fue retirada. “Aquí era una isla de paz, ahora está convulsionándose”, asegura el dirigente.

Otras personas se ensordecieron por unos segundos tras la detonación. Además, una nube negra invadió la calle. Decenas de vecinos salieron a ver lo que ocurrió. “Me levanté y en el ambiente había un fuerte olor a pólvora. Yo preguntaba y gritaba por mis nietos, de 3 y 8 años, mi hijo y mi nuera”, contó un vecino que pidió la reserva de su identidad.

Encontró a los niños llorando, desesperados en la habitación. Su nuera no escuchaba porque estaba aturdida. Primero les subió a la terraza. “De ahí les llevé a mi casa por seguridad. Cuando regresé ya llegaron los Bomberos y los grupos especiales de la Policía”.

Luego se analizaron las imágenes captadas por las cámaras. El hombre explicó que primero se observa a dos jóvenes en la calle, quienes estaban en la esquina.
Uno le indicó al otro la casa. Espiaron que no haya gente caminando por allí y colocaron el aparato con los explosivos. Pasaron unos segundos, corrieron y el artefacto estalló.

“Queremos que al detenido se le dé una lección, no se puede permitir que ese tipo de gente esté suelta en la calle, es un peligro”, manifestó el vecino.

Otra moradora y sus familiares también estaban preocupados. Tras la detonación, ella tampoco podía escuchar durante algunos segundos. “Están asustados los vecinos”.

Este Diario ingresó a la casa en donde ocurrió el ataque con los explosivos. La ventana que da a la calle resultó afectada. Los vidrios rotos. El marco de cemento de la ventana se destruyó. Ayer por la mañana, obreros colocaban nuevos cristales allí.

Los muebles de madera ubicados en el interior de la casa tenían pequeños huecos que fueron producidos por los pedazos de vidrio que salieron volando como proyectiles. También se rompieron los vidrios localizados en la cocina.