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4 de septiembre de 2019 16:34

Cuando Quito se sumió en tinieblas

El Pichincha es un volcán ubicado a 4 698 metros sobre el nivel del mar. Foto: archivo  ÚN

El Pichincha es un volcán ubicado a 4 698 metros sobre el nivel del mar. Foto: archivo ÚN

Redacción En la Aulas
(I)

El 3 de septiembre de 1587, el volcán Pichincha erupcionó de manera terrible. Eran las 14:00 cuando liberó su poder. Pero no vino solo.

Antes y durante la erupción, según el cronista español del siglo XIX, Joaquín de Avendaño, hubo un terremoto.

Dice el cronista: “El movimiento de tierra era tan violento, que su superficie presentaba el aspecto de las agitadas olas del océano: Nadie podía sostenerse en pie.

“Cayeron a plomo muchas casas, iglesias y otras, quedando la ciudad cubierta de escombros. “Era tan denso el humo y tantas las cenizas suspendidas en la atmósfera, que los rayos solares no podían penetrarla, y por doquier reinaban las tinieblas…”.

No fue la única erupción fuerte. Se tienen relatos de una que tuvo lugar antes, en 1539. En el sector de Iñaquito, que entonces era un campo, cayeron “enormes peñascos arrojados entre columnas de fuego por el cráter del volcán”, dice el texto de De Avendaño.

Hubo otra fuerte en 1660. Por días hubo bramidos y hasta “globos de fuego y enrojecidos peñascos”, hasta que el 27 de octubre de aquel año hubo tal explosión que se abrió una enorme boca en el lado occidental del volcán, en la parte opuesta a la ciudad.

Estas explosiones partieron al volcán en dos picos, que se conocen como el Rucu y el Guagua Pichincha.

La más reciente actividad volcánica fue a inicios de 1999, con explosiones freáticas, caída de ceniza y sismos. Duraron un año.