placeholder
Las Últimas
8 de febrero de 2018 08:53

Ya viene la ruta de los palacios

Es la entrada principal del palacio, franqueada por las esculturas de mármol de las cuatro estaciones. Foto: Betty Beltrán  / ÚN

Es la entrada principal del palacio, franqueada por las esculturas de mármol de las cuatro estaciones. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Fue la primera mansión construida en Quito, en el siglo XIX. En breve, podrá conocer de cabo a rabo a La Circasiana, incluso su pasadizo secreto de algo más de 45 metros de largo.

Eso será posible porque se activará la denominada ‘Ruta de los Palacios de Quito’, un paseo cultural para adentrarse en la historia de cuatro inmuebles centenarios, ubicados en el centro y norte de la capital.

Aparte del palacio Jijón y Caamaño (o La Circasiana), en el proyecto está contemplado sumar al de Najas (el de la Cancillería); el de Carondelet (la casa presidencial); y el de La Exposición (del Ministerio de Defensa, en La Recoleta).

Se apuran los detalles para que el tour guiado arranque en el marco de los 40 años de Quito como Patrimonio de la Humanidad, anuncia Joaquín Moscoso, director del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

Para julio se tendrán los contenidos de una ruta explicativa y museográfica, confirma el funcionario. Con el único afán, agrega, “de devolver a la ciudadanía los palacios que están tomados por la burocracia”.

El ingreso será gratuito, pero de manera controlada. En el caso del palacio Jijón y Caamaño se contempla el trabajo de un mediador y tres guías, quienes contarán las maravillas de este inmueble centenario.

Por ejemplo, que La Circasiana fue la primera mansión de Quito, de estilo neo-renacentista, construida por el arquitecto Francisco Schmidt. El encargo lo recibió de Manuel Jijón, padre del primer alcalde de Quito, Jacinto Jijón y Caamaño.

No hay duda, los detalles del predio rememoran una época de esplendor. Basta mirar al norte, la entrada que da hacia la actual av. Colón: tiene una fachada de piedra labrada donde predomina la escultura de mármol del Corazón de Jesús.

En la que fuera la entrada principal a la mansión se observan dos esculturas de leones elaboradas en metal, además está un pórtico con imponentes columnas neoclásicas.

Hay más: el ingreso principal tiene una escalinata elaborada en piedra, flanqueada con cuatro esculturas europeas de mármol y que representan las cuatro estaciones del año.

Y si ingresa por ahí, se encontrará con un gran vestíbulo, preámbulo de los salones de Los Escudos y del Artesonado, donde se destaca una enorme chimenea de piedra y portadas con frontones neoclásicos.

Los techos de la primera planta deslumbran por su belleza; cada salón tiene estilos diferentes. Se destaca el latón repujado, la madera y yeso finamente tallados y pintados.

En las paredes y en las ventanas se conservan frescos pintados por Joaquín Pinto y Juan Manosalvas, prestigiosos pintores del siglo XIX. Varias paredes de la mansión conservan el papel tapiz original.

Al sur, está el ingreso más modesto, el que conducía hacia el área donde se ubicaba la servidumbre. Por ahí mismo está una discreta puerta que al abrirla se encuentra con el pasadizo que conecta a la biblioteca que atesoraba el primer Alcalde de Quito.

Pero si no aguanta las ganas de conocer esta maravilla, puede nomás ir con confianza y pedir que le dejen curiosear el palacio. Eso sí, sin guía por ahora.