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11 de diciembre de 2019 10:05

En Santa Rita, los pozos se conservan como reliquias

José Quimbita levanta la tapa del pozo de agua del que tomaban el líquido cuando el barrio se creó. Foto: Ana Guerrero / ÚN

José Quimbita levanta la tapa del pozo de agua del que tomaban el líquido cuando el barrio se creó. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

La historia de Santa Rita, contada por los vecinos pioneros, da cuenta de que en el sitio donde se levanta el barrio del sur de Quito había una especie de pantanos, con harta agua. Y estas condiciones fueron aprovechadas por los fundadores. Así que se abastecieron del líquido vital a través de pozos. Y hay quienes los conservan como reliquias.

Ese es el caso de José Quimbita, uno de los vecinos más antiguos del barrio, quien vive en el lugar desde hace 55 años. Su casa está en la calle Balsas y se enteró de la lotización por un compañero de trabajo. Antes, su hogar estaba en San Sebastián.

La mediagua inicial del hombre pasó a ser un conjunto de edificaciones en las que viven sus hijos. Y es allí donde aún se puede ver el pozo que construyó cuando recién llegó al barrio. Apenas a unos pasos del ingreso principal.

En ese entonces, cuenta el hombre de 85 años, su esposa apoyó duro para que el pozo sea una realidad. Claro, que a un metro y medio ya salía agua. La versión final terminó en los 10 metros.

El Quimbita, como le conocen de cariño en el barrio, sostiene que sus hijos no han querido que cierre el hueco, el que está resguardado con una tapa metálica. Es un recuerdo para la familia y, al levantar la seguridad, todavía se distingue el agua.

El hombre toma un balde y muestra que aún el agua sale cristalina. Y eso que cuando hicieron el alcantarillado en el barrio medio se secó, pero regresó. Hasta ahora, cuando se suspende el suministro de agua potable, uno que otro vecino le pide que acolite.

Zoila Sandovalín, de 86 años y quien lleva 48 en el barrio, es otra de las vecinas que conserva con cariño el pozo. Ella llegó al sur de Quito por trabajo y luego se quedó en lo que ahora es Santa Rita, en las tierras de una antigua hacienda.

Doña Zoilita la llaman en el barrio, y más de uno da referencia de que el pozo aún está en la vivienda.