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12 de marzo de 2018 09:27

El Señor de la Justicia se paseó

Miembros de las  fuerzas del orden cargaron en andas a la imagen que, aseguran, es milagrosa. Foto: Galo Paguay / ÚN

Miembros de las fuerzas del orden cargaron en andas a la imagen que, aseguran, es milagrosa. Foto: Galo Paguay / ÚN

Karol Noroña
(I)

A primera vista emana fuerza. Si se observa mejor, sus llagas aparecen tras la capa roja que las cubre. Son heridas que reafirman que no existe justicia sin sacrificio. Lo dice Estefanía Naveda, una joven quiteña, quien decidió acudir por primera vez a la procesión de la imagen del Señor de la Justicia, que se celebró ayer en el Centro Histórico de Quito.

Es la figura principal de la parroquia de San Sebastián, ubicada en la Antonio Borrero y Loja, extremo sur del Centro Histórico.

José Aguirre, quien ha vivido en el sector por más de 40 años, se confiesa un devoto fiel, pues el Señor de la Justicia -asegura- le concedió buena salud y un milagro que marcó la permanencia de su familia.

El abuelo, de 83 años, caminaba a paso lento pero firme, esperando el inicio de la procesión que llegó pasadas las 11:20, después de una eucaristía, que presidió el monseñor Fausto Trávez. Su sermón se afianzó en rememorar los milagros concedidos por el Santo al barrio.

Pequeños niños impávidos miraban a los cucuruchos que iban delante del desfile. Imponentes y alerta, estos personajes cumplieron el rol de guardianes frente a los devotos que deseaban tocar a la figura.

A la par, miembros de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas del Ecuador, Policía Metropolitana de Quito y el Cuerpo de Bomberos de la ciudad intercalaron los turnos para poder cargar el anda del Señor de la Justicia.

“Cómo no creer en Dios, si me ha dado los hijos y la vida”, coreaban los feligreses entre lágrimas, mientras recorrían las calles Borrero, Loja, Venezuela y García Moreno. Aproximadamente, 2 kilómetros y medio.

Según cuenta José Amagua, coordinador de la procesión, se cumplen apenas cuatro años del rescate de esta tradición.

El objetivo es claro: la remembranza de un ser que fortaleció al pueblo ecuatoriano desde 1568.

Más allá de la esperanza, el Señor de la Justicia apela a la superación ciudadana, la convicción y a la fe.

En medio de cánticos, sahumerio y el sol intenso, más de 4 000 personas levantaron sus manos al ritmo de las tonadas de las bandas de pueblo que desfilaban. A las 13:15, el Señor de la Justicia regresó al santuario de San Sebastián, donde culminó la procesión con la bendición colectiva de los asistentes.