3 sitios de rituales fúnebres
(F-Contenido Intercultural)
Se viene el Día de los Difuntos, una muestra más del mix de las tradiciones indígenas y las adoptadas con la llegada de los españoles. Este feriado de cinco días puede aprovechar más sobre las culturas de antaño en los museos de sitio de Quito.
En las opciones están: Tulipe (parroquia Nanegalito), el Parque Arqueológico y Ecológico Rumipamba (avenida Mariana de Jesús y calle Nuño de Valderrama) y el Museo de Sitio La Florida (calles Antonio Costas y Román).
En los tres lugares podrá ver de cerca los rituales funerarios que tenían los pueblos originarios de lo que hoy es la capital del país.
El sábado 5 y el domingo 6, desde las 11:00, se contará la historia de la tradición de la preparación de la colada morada y las guaguas de pan. De pasito, degusta estas delicias.
De acuerdo con datos difundidos por el Municipio, en base a estudios, el culto a los muertos era una práctica de los antepasados precedentes a la conquista española. Los sitios funerarios eran considerados lugares sagrados.
Una de las prácticas de dichas culturas, como puede constatarse en los museos de sitio, era colocar los restos en grandes vasijas funerarias, junto a los artículos más preciados del muertito y ofrendas. Tenían la creencia que volverían a nacer y despertarían en una nueva vida. Por eso los enterraban bien equipados.
En la ruta por los museos de sitio, en el Parque Arqueológico y Ecológico Rumipamba podrá conocer lo que, según datos históricos, hace más de 1 500 años fue un sitio donde se establecieron las viviendas de los antiguos pobladores de Quito. En el sitio, los entierros se llevaban a cabo muy cerca de las viviendas o debajo de ellas.
De acuerdo con datos del Cabildo, en este sitio, para realizar los ritos funerarios se trasportaba al fallecido a un sitio desde donde se podía ver el Pichincha, montaña sagrada para todas las comunidades que se asentaron en este sector.
En donde está el Museo de La Florida, la tradición era otra. A los muertos los enterraban sentados en tumbas de pozo profundo y con ajuares funerarios.
En Tulipe, los yumbos estaban convencidos de la vida después de la muerte y enterraban a los fallecidos acostados con la cara hacia arriba, los brazos cruzados sobre el pecho y la cabeza hacia el centro ceremonial.
