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4 de diciembre de 2018 09:19

Sociedad de no videntes, cuna de serenatas, está de fiesta

La Sociedad de Ciegos de Pichincha Luis Braille celebran los 58 años de fundación del grupo. Son 32 socios, entre ellos: músicos, comerciantes, artesanos, entre otros. Foto: Ana Guerrero/ ÚN

La Sociedad de Ciegos de Pichincha Luis Braille celebran los 58 años de fundación del grupo. Son 32 socios, entre ellos: músicos, comerciantes, artesanos, entre otros. Foto: Ana Guerrero/ ÚN

Ana Guerrero
(I)

La ‘casa de los artistas’. Así se conocía hasta hace no muchos años a la sede de la Sociedad de Ciegos de Pichincha Luis Braille, en el Centro de Quito. La organización está festejando sus 58 años.

La Sociedad, cuyo hogar está en las calles Flores y Espejo, celebra su creación de la mano con la capital. La sede primero fue dada en comodato por el expresidente José María Velasco Ibarra. Desde 1996 ya son dueños de casa. Cuando nació la organización, de la mano de un grupo de jóvenes, sus miembros se reunían en el Colegio Mejía.

Y el mote de la sede no fue de gana. No por nada, recuerda su presidente, José Montenegro, en el lugar, durante las fiestas, se concentraban los artistas (videntes y no videntes). Ahí eran contratados por orquestas que llegaban a la ciudad para presentarse.

Les faltaba un músico y volaban a ‘la casa de los artistas’. Desde el 28 de noviembre hasta el 6 de diciembre llovían los contratos, pues, dice José, “había bailes cada dos cuadras”.

Ahora ya no hay ni harto baile ni abundantes contratos en la época de fiestas. En el lugar ya no se concentran los músicos sin discapacidad visual, no así los miembros de la Sociedad.

Ellos sí reciben contratos, pero no necesariamente por las fiestas de la ciudad. Le entran a bautizos, misas, matrimonios, etc. Y la mayoría tiene grupo propio.

Además, los socios de la organización de ciegos sacaban sus instrumentos al portal de la sede y se armaba la serenata para la ciudad. Esta práctica se fue perdiendo por las condiciones de movilidad en el Centro. Ahora hasta la circulación del trole les quita cancha a los músicos. Hace dos años fue la última vez que dieron el concierto, pero en el pasaje Espejo.

Los músicos de la organización son pepa. Solo el dirigente toca el piano, batería, canta y más. Es parte del Quinteto América.

Vinicio Estrada, uno de los miembros más antiguos, no se queda atrás: entona el acordeón y dirige un coro en la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

El sábado, en la sesión solemne por los 58 años de fundación de la Sociedad, recibió un reconocimiento como uno de los miembros firmes de la agrupación. Llegó en 1986 y recuerda clarito las serenatas.

Como apunta José, durante la trayectoria del grupo siempre han luchado por mantener firme su lema: por el arte, la cultura y el trabajo.

Para festejar esa labor y estar bien bendecidos, los 32 miembros de la agrupación asistieron a una misa en San Agustín, luego a la sesión solemne y compartieron un almuerzo. El domingo, se fueron de caminata hasta El Ejido.

Y como parte del lema es el trabajo, también dan capacitaciones para los miembros. Y la próxima meta es ser una organización de corte nacional.