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11 de octubre de 2018 09:50

Hora y media de terror en el parque Metropolitano

Esta es la casa abandonada que está en el Parque Metropolitano. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Esta es la casa abandonada que está en el Parque Metropolitano. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Diego Bravo
(I)

La tarde del pasado 8 de octubre del 2018, cinco adolescentes fueron víctimas de un secuestro y robo en el parque Metropolitano de Quito

María, de 16 años, da su testimonio del secuestro y asalto sufrido junto a cuatro amigos.

“Eran las 16:00 del lunes. Mis cuatro amigos y yo salimos de mi casa hacia el Parque Metropolitano. Estábamos tres chicas y dos chicos, de entre 13 y 16 años.

“Solemos reunirnos en una casa abandonada que hay allí para conversar. Yo vivo en esa zona desde hace dos años y a esa vivienda he ido muchísimas veces con ellos. Esa casa tiene gradas, luego se entra a un pasillo y tiene 5 habitaciones. Atrás, por afuera, hay un baño. Algunos vidrios están rotos y las paredes, grafiteadas.

“Tras llegar, una amiga y yo salimos al baño. En ese instante, tres desconocidos se nos acercaron, uno llevaba puesto un pasamontañas. A los otros sí se les veía la cara. Corrieron hacia nosotras y comencé a gritar muy fuerte para pedir ayuda. Cuando estaba al frente de la casa, mis amigos observaron que ese hombre me perseguía. Seguí corriendo para dirigirme a la garita, a 200 m de ese lugar.

“El del pasamontañas me seguía y otro arrojó a mi amiga al piso. El tercero entró a la casa para amedrentar a los otros chicos. Yo corría lo más rápido que podía y a 50 m de la garita, él me tomó del cabello y me apuntó con un cuchillo en la espalda. Me dijo ‘si gritas te mato’. El guardia de seguridad nunca apareció ni me escuchó.

“Subimos a la casa y me preguntaba si tenía teléfonos u otras cosas de valor. Al mismo tiempo me manoseaba. A mi amiga que le botaron al piso la llevaron a una habitación y allí estuvo con mis amigos. Era el único cuarto que tenía puerta.
“Luego, esos hombres comenzaron a manosearnos y a pedirnos las pertenencias. Nos exigieron que desbloqueemos nuestros celulares. Una amiga lloraba y uno de esos hombres la amenazó para callarla.

Esta es la casa abandonada que está en el Parque Metropolitano. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Foto: Eduardo Terán / ÚN

“Otra escondió el celular en el sostén. Un ladrón le preguntó por su teléfono y le contestó que no tenía. Él se enojó, la manoseó, encontró el aparato y le puso el cuchillo en el cuello. ‘¿Por qué me mientes?’, le dijo.

"Abrieron nuestras mochilas, las rompieron. Se llevaron lo que teníamos. Nos arrancaron los aretes y pulseras. Nos amarraron los brazos. Nos sacaron los cordones de los zapatos para sujetarnos las piernas. Con cinta adhesiva nos maniataron. Nos sacaron los zapatos y se los llevaron. También nuestro dinero".

“Nos taparon la boca de forma agresiva con cinta. A los chicos les envolvieron toda la cabeza con la cinta.

“Nos dejaron en la habitación y salieron. Escuchábamos lo que conversaban y uno de ellos decía ‘¿a quién matamos?, ¿a quién nos llevamos?’. Mis amigos y yo entramos en pánico.

Finalmente, uno de ellos se nos acercó y nos dijo que nada nos iba a pasar. Ingresó otro y me insultó por tratar de correr. Nos amenazó con matarnos, que iba a sacar el cuchillo.

“Llorábamos mucho y ellos nos tomaron una foto. Nos dijeron ‘sonrían para los papitos’. Un amigo preguntó cuánto tiempo nos iban a tener amarrados. Le contestaron que dos horas. ‘Si se salen antes o tratan de zafarse, venimos a matarlos porque estaremos pendientes de ustedes’, dijeron.

“Cerraron la puerta y salieron. Escuchamos ruidos. Comenzamos a llorar. Imaginábamos todo lo que nos podía pasar.

“Nos quedamos una hora allí hasta desamarrarnos. Dejamos las cosas allí y salimos corriendo. Eran las 17:30. Nos encontramos más adelante con el guardia y nos dijo que él recién cambiaba de turno. Al llegar a mi casa nos encontramos con mis familiares y les contamos lo que sucedió”.

Este Diario habló con los familiares de María. Señalaron que fueron a denunciar el asalto en la Unidad Judicial Norte, en Carcelén, pero allí les indicaron que habían problemas con el sistema informático. Ayer, miércoles 10 de octubre del 2018, volverían nuevamente poner la denuncia.