En La Toglla no hallan un acuerdo por líos de tierra
Como perros y gatos pelean los vecinos del sector La Toglla, en Guangopolo, contra una comunidad ancestral del sector. El motivo son los terrenos que están en las faldas del cerro Ilaló.
Una riña que tuvieron llegó a tal punto en que se agredieron con machetes y hasta con amenazas. La vecina Pilar S. (nombre cambiado) contó que en diciembre del 2020 los comuneros atacaron a su familia y a más personas más.
A su esposo le cayeron a palos con el propósito de intentar invadir su terreno.
Según la vecina, las personas de la comunidad no ven por los intereses en conjunto del barrio.
“Desde que tengo uso de razón, jamás les he visto trabajando por el bien de la comunidad, como lo hizo mi suegro que se dedicó a trabajar por la parroquia de Guangopolo”, expresó la moradora.
Juan P., esposo de Pilar, mencionó que se conoce que quienes invaden los terrenos, los venden y los hacen pasar como si se tratara de una donación; luego no les permiten la entrada a los compradores.
Toda esa situación los hace pensar que detrás de todo eso hay posibles traficantes de tierras y ya hasta llegaron a denunciarlos.
Andrés A. (nombre cambiado), otro vecino, hasta cree que detrás de estos problemas hay personas que se beneficiaron recientemente de las amnistías otorgadas por la Asamblea. Y por eso el proceso judicial no avanzó más.
Los vecinos cuentan que un integrante de la comunidad también es parte del Gobierno Parroquial, pero hasta allá han llegado sin recibir respuestas. “El barrio se ha organizado para hacerles frente. Y prácticamente lo que va a suceder es que se ataquen los unos contra los otros”, comentó uno de los vecinos.
Hace unos días, cuando los vecinos salían de una reunión, cuentan que un grupo de comuneros les lanzó gasolina para luego prenderles fuego. El enfrentamiento requirió de la intervención de la Policía, que llamó a más refuerzos.
Los reclamos llegaron a Intendencia para denunciar el caso y ahí les solicitaron que debían contar con la documentación respectiva como prueba que respalde lo que dicen y piden.
Frente a eso, uno de los vecinos juntó en una carpeta fotos de los sucesos de agresión y documentos que certifican que son los dueños de los terrenos y no los integrantes de la comunidad ancestral.
Hasta hubo vecinos que trataron de dialogar con dirigentes de movimientos indígenas de la provincia, para así llegar a un acuerdo, pero afirman que no han tenido respuesta.
“Solamente queremos vivir tranquilos y en paz”, insisten los moradores.
