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22 de octubre de 2019 09:06

El trueque revive en Quito

En las redes sociales y aplicaciones móviles hay grupos dedicados al intercambio directo de diversos artículos, comida y hasta servicios. Foto: archivo / ÚN

En las redes sociales y aplicaciones móviles hay grupos dedicados al intercambio directo de diversos artículos, comida y hasta servicios. Foto: archivo / ÚN

Ana Guerrero
(I)

Ropa, útiles escolares, comida, artículos para bebés, accesorios, electrodomésticos y más se intercambian a través de redes sociales. El trueque volvió a Quito, remozado.

El trueque fue común en estos lares en la época prehispánica. Como explica el excronista de la ciudad Alfonso Ortiz, en las comunidades que no tenían moneda el trueque era la única manera para conseguir productos que alguien no cultivaba o no elaboraba.

Se iba al mercado, ya en Quito en la Plaza Mayor, donde asistían diversos tipos de artesanos y productores. El comercio a larga distancia también permitió la presencia de productos de otros pisos ecológicos, como frutas del subtrópico.

En una sociedad con moneda, el trueque va perdiendo espacio. Ortiz relata que en algunos momentos de la economía de Quito la moneda escaseaba, porque no las fabricaban aquí. Las que se usaban en la Colonia venían de Lima, Popayán, etc. Y muchas veces tocó recurrir al trueque.

Ortiz apunta que como en la actualidad se dispone para el trueque de los excedentes que hay en los hogares, es un sistema limitado.

En la Plaza Grande estaba el mercado. Foto: cortesía IMP

En la Plaza Grande estaba el mercado. Foto: cortesía IMP

Claro que hay quienes le sacan harto jugo a esa alternativa. Andrea Narváez es una profesional y madre de dos hijos y le apuesta al intercambio como una forma de darle una nueva oportunidad a los artículos que ya no usa y así ahorra.

Recuerda que, en julio, una amiga le recomendó que se uniera a los grupos en Facebook. Son al menos cuatro. “He visto muchos trueques de comida a cambio de ropa. Yo he cambiado prendas de bebé por vitaminas”.

¿Cómo funciona? Se publica fotos del artículo, la persona que le gusta escribe por interno y, a su vez, manda imágenes de las cosas que tiene. Es importante acordar el intercambio en un sitio seguro.

La práctica se replicó en la familia de Andrea. Con su prima han intercambiado libros por cuadernos. Del mismo modo, en el colegio de su hijo los padres llevan uniformes que ya no les quedan a sus vástagos, dejan las prendas y las intercambian por otras tallas.

Patricia Muñoz, en cambio, implementó el trueque en el Círculo de Lactancia y Crianza Vertiente de Amor y Vida, un grupo de apoyo a la maternidad. Cuenta que la idea nació porque hay madres que no trabajan y la economía es complicada.

En el grupo dan apoyo con un equipo de profesionales. Así, las mamis evitan el viaje a un consultorio por preguntas que se pueden solventar rápidamente.

El servicio a través del chat cuesta USD 5 al mes, que se depositan en una cuenta. Pero quienes no tienen esos recursos, pueden intercambiar el servicio por comida, por ejemplo. También hay madres emprendedoras que dan sus productos y, de paso, pueden promocionarlos.

Belén Bernal, abogada, también practica el trueque. Ha cambiado zapatos y billeteras por una camiseta, una sanduchera y un cuchillo. Ella recomienda apuntarle a un cruce justo. Ha tenido buenas experiencias, pero hay algunitos que son desconsiderados y quieren aprovecharse.

Bertha Romero, del programa de educación financiera Tus Finanzas, apunta a que reusar las cosas ha generado un cambio en la consciencia de gasto y consumo en los hogares.

En las finanzas del hogar, la experta alude a que el trueque es una manera de disminuir los gastos y ahorrar. Y a la hora de cambiar, hay que estar pilas y verificar el estado de los artículos que recibirá a cambio. Aconseja dedicar el dinero que se dejará de gastar para el ahorro, o para cumplir metas financieras.