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20 de marzo de 2020 10:28

Los de la U’ siguen en clases

Emily Almeida, estudiante de Sociología de la Universidad Católica. Foto: Cortesía familia Almeida

Emily Almeida, estudiante de Sociología de la Universidad Católica. Foto: Cortesía familia Almeida

Betty Beltrán

El confinamiento en el hogar a causa del covid-19 no impide que jóvenes de tres universidades privadas le sigan dando al estudio; las herramientas tecnológicas permiten aquello y en los horarios que tenían durante las clases presenciales.  

Emily Almeida, de cuarto semestre de la carrera de Sociología de la Católica, no ha pisado su centro de estudios desde hace días, pero sigue en contacto con sus 14 compañeros de aula y los profesores de cada asignatura a través de la plataforma Zoom.

En ese sitio, los docentes realizan videoconferencias para seguir con la materia; cada clase dura 40 minutos. También apuestan por los podcasts o los videos, y cualquier duda que sus alumnos tengan se canaliza a través del Whatsapp.

En el primer caso, en las videoconferencias, los jóvenes no están callados, sino bien pilas e interactúan con sus preguntas, afirma Emily.

Cierto es que a veces el enlace tiene sus intermitencias, pero ella no se muere de las iras: respira y vuelve a conectarse para engancharse con la clase. La señal de Internet por su zona, Dos Puentes (sur de Quito), sí es buena.

Pese a las circunstancias, agrega, todo sigue igual e incluso con el tema de los trabajos; es más, en estos días les están pasando notas. Ya en la tarde, un poco relajada, le entra a la lectura para la clase del siguiente día.

El estudiantado de la UDLA también está en esa dinámica. Samanta Salvador, de cuarto semestre de la carrera de Negocios Internacionales, sigue normalmente sus clases a distancia y tal cual el horario que tenía en la presencial.

De acuerdo con eso, los profesores les guían con videoconferencias en la plataforma Zoom, pero también en Microsoft Teams. En estos dos sitios, los maestros envían -a través de correos- los ‘links’ de las respectivas clases y los jóvenes ingresan.

Son 30 alumnos en su aula, aunque a veces suman más dependiendo de la materia que reciben. Y no hay mayor ciencia para seguir cada clase; obviamente hay que esperar un poco para no perder el hilo y resolver posibles dudas en el conocimiento.

De ahí que, según Samantha, la hora clase demora más de cuando estaban presentes, pues ahora se extiende por 80 minutos cuando antes era 60. El tiempo extra es para resolver dudas y tener una retroalimentación.

Sus clases de lunes, miércoles y viernes comienzan van de 07:00 a 13:00, y los otros días de 11:00 a 15:00. Y con las clases virtuales están intentando trabajar, aunque no niega que a veces se vuelve complejo porque no siempre es fácil aprender desde casa. Pero ahí le dan.

En la San Francisco, su alumnado también está en clases. Andrea Ramírez, de cuarto semestre de la carrera de Biotecnología, comenta que su centro de estudios estaba preparándose para cualquier eventualidad y ahora los chicos le han cogido el golpe a estudiar desde casa.

Lo hacen en horarios normales (ya establecidos), con la plataforma Zoom. Y las herramientas, al igual que en la Cato y la UDLA, son con videoconferencias.

El profe se conecta y da su clase a los jóvenes que también están con la señal; en el aula de Andrea hay, dependiendo de la asignatura, 30 estudiantes y a veces mucho más. Su horario de clases empieza a las 08:00, y cada sesión dura unos 80 minutos.

Si bien están siguiendo el cronograma de clases, Andrea considera que con las presenciales la enseñanza-aprendizaje fluye de mejor manera por el orden; además, la retroalimentación de los trabajos es complicada desde la clase virtual, pero en tiempo de coronavirus se adaptan al estudio en las aulas virtuales.