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18 de mayo de 2018 09:37

Dos vírgenes estrenan capillas

Los trabajos en la capilla de la Virgen del Rosario duraron algo más de tres meses. Fotos: Betty Beltrán / ÚN

Los trabajos en la capilla de la Virgen del Rosario duraron algo más de tres meses. Fotos: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Las columnas de pan de oro brillan, como un sol. A dos de las seis capillas que tiene el complejo arquitectónico de Santo Domingo, de la orden de los dominicos, se las ve rejuvenecidas. Todo tras la rehabilitación que lideró el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).

La reapertura oficial de los oratorios de la Virgen del Rosario y la de Pompeya se hará esta mañana, 18 de mayo del 2018, con la presencia del alcalde de la ciudad, Mauricio Rodas. Y, obviamente, del prior del convento, fray Gonzalo Suárez; y de algunos de sus fieles cofrades.

La humedad fue la peor lacra de estos sitios muy venerados por los fieles a María. Fue tanta que, por ejemplo, en la del Rosario hasta el cielo raso se desprendió y una parte del mural se destruyó. Su retablo mayor también estaba hecho una desdicha.

Así que la restauración y conservación apuntó a recuperar la pintura y limpiar el pan de oro y de plata, incluso de los bienes inmuebles de esta capilla, que data de los s. XVII y XVIII, explica fray Suárez.

Este sitio es el más fastuoso de todo el convento, porque tiene cuatro altares. El más grande es para la Virgen, una imagen traída directamente de España, fue un regalo del emperador Carlos V a la orden de los dominicos que estaban viviendo a América. Por eso es una de las tallas más antiguas que tiene Quito.

Otro altar es para san Joaquín y santa Ana, padres de María. El tercero, para albergar a san José; y el último para san Juan. Estas últimas obras son de los pintores Miguel de Santiago, Manuel de Samaniego, entre otros.

Hubo una intervención anterior, que data de la década de los 90.

Hubo una intervención anterior, que data de la década de los 90.

La imponencia de esta capilla está a la vista, porque -como recuerda fray Suárez- “los cofrades que tuvo la Virgen del Rosario hicieron de este lugar uno de las más ricos en cuanto a la decoración barroca”.

Por los años 70, las cofradías se diluyeron en Quito y en su lugar aparecieron las fraternidades laicas, y para seguir venerando a la ‘Rosarito’ quedaron las hermanas Terciarias.

Todas las tallas de la capilla también fueron limpiadas y ahí es cuando descubren que la Virgencita llevaba un corsé con hombreras, donado en 1956 por las beatas de la cofradía. La talla también tiene articulación, por eso es de vestir, menciona Antonio Guillén, jefe de la obra.

Cierto es que la Virgen del Rosario es la que tiene más hinchada en Quito, pero este sábado la que está de fiesta es la de Pompeya. Su capilla también fue rehabilitada y está lista para la entrega oficial.

Este sitio se encuentra al interior del noviciado del convento. Como esta fue construida a finales del siglo XIX se notaba más cuidada; la preside el cuadro de imagen de María, de 1,70 metros de alto por 1 de ancho, pintado por el artista Luis Cadena. Es una copia de la pintura original que está en el santuario de Pompeya (Italia).

La decoración alrededor de la capilla es contemporánea, hecho por el dominico fray Enrique Mideros, hermano del afamado Víctor Mideros. En la actualidad, quien venera la imagen es la hermandad de las Damas y Caballeros de Pompeya.

Tras la misa solemne que se llevará a cabo el domingo, a las 11:00, habrá una procesión por la plaza de Santo Domingo, con bandas de pueblo, juegos pirotécnicos y abundante chagrillo.