placeholder
Las Últimas
31 de julio de 2018 10:07

500 almas fueron al palacio de La Circasiana

La museografía de La Circasiana está abierta para el público. En cada sala hay información. Foto: Ana Guerrero / ÚN

La museografía de La Circasiana está abierta para el público. En cada sala hay información. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

La museografía de La Circasiana tiene pegue. Menos de un mes ha pasado desde la apertura de la exposición (12 de julio) sobre la historia del palacio, los antiguos dueños y el entorno, y ya unas 500 personas han acudido.

Ahora que los guambras están de vacaciones, el recorrido por los detalles de la edificación patrimonial es una opción para que conozcan de cerca uno de los pasajes de la vida de Quito.

Verá que la entrada es grateche y atienden de lunes a viernes, 08:00 a 16:00, en el horario que trabaja el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, que funciona en este predio.

En la institución cuentan que, precisamente, los principales visitantes han sido padres con sus hijos que están de vacaciones y personas de la tercera edad.

Según contaron las fuentes de la institución, que por cierto está cumpliendo 40 años, bajito, a diario, han llegado 40 visitantes. Como dicen en el Instituto, en buena hora, la gente se queda maravillada con la casa, sus detalles y hasta su contexto histórico.

El recorrido cuenta con un guía y si se anima puede conocer detalles como que La Circasiana empezó a construirse en 1890. Hubo dos etapas y fue concebida como la casa de campo de la familia Jijón y Caamaño.

La casa de las avenidas Colón y 10 de Agosto era parte de la aún existente Comuna de Santa Clara de San Millán. Manuel Jijón Larrea (1860-1908), terrateniente y aristócrata de la época, encomendó la tarea de construcción al arquitecto alemán Francisco Schmidt.

Según datos del Instituto, en la hoja de vida del profesional constan edificaciones emblemáticas de Quito, como el Teatro Sucre, el antiguo Hospital Militar y el mercado Santa Clara.

El nombre de la casa se inspiró en una novela que leía la señora de la casa, Dolores Caamaño: ‘La Circasiana: historia del tiempo de la Regencia’. Esta echaba flores a la belleza de las mujeres de Circasia.

Este predio es de estilo neoclásico y, en principio, era solo un bloque rectangular de un piso, con sótano y una terraza, en la cual sobresalía una habitación y la cúpula del oratorio.

Los pasillos se adornaron con pintura mural atribuida a Joaquín Pinto y Juan Manosalvas. Hasta ahora se puede ver parte de estas maravillas. Irá para que conozca de cerquita.

Si usted es de los modernos, una opción a la hora de recorrer la edificación es entrarle a la realidad aumentada. Si se baja la aplicación HP Reveal, podrá ver imágenes con mayor información del predio.